El Lyon agranda la leyenda con su quinto título consecutivo. / Foto EFE

El Olympique de Lyon agrandó una leyenda que no parece vaya a tener un final próximo y se adjudicó con justicia su quinto título consecutivo en la Liga de Campeones femenina, ante un Wolfsburgo que gastó su fortuna en las semifinales ante el Barcelona.

El conjunto francés salió a por todas desde el primer minuto y encerró en su campo a un Wolfburgo que venía a repetir una estrategia que le salió redonda ante el conjunto azulgrana (1-0).

Ese partido estuvo muy presente en la final, las germanas, con casi nada, eliminaron a un Barcelona superior y el Lyon no estaba dispuesto a sufrir, de forma que entre Le Sommer, Marozsan y los balones colgados a Renard entretenían a un once teutón obligado a desgastar su imponente físico.

Las francesas llegaban al área rival pero no concretaban y Wolfsburgo comenzó a crecer según transcurría el encuentro, en la misma medida que el Lyon se convertía en reo del nerviosismo al comprobar la solvencia inesperada de su oponente.

Eugene Le Sommer acudió al rescate cuando más se complicaban las cosas para Lyon y desatascaba la final mediada la primera parte, tras recibir un balón en el área y batir a Abt, que le había detenido en primera instancia su remate pero que no pudo con el segundo, cruzado a la red, con el que la francesa lograba su sexto tanto en cinco partidos y ponía de cara el choque para las galas.

El Lyon daría el golpe definitivo a dos minutos del descanso, en una gran acción de ataque en la que brilló Cascarino, el balón cayó a veinte metros de la portería alemana en las botas de Kumagai, que envió un zapatazo pegado a un poste de Abt, que no pudo hacer nada para evitar el tanto de la japonesa.

El Wolsfburgo quedó muy tocado con este gol y lo acusó en los primeros minutos de la segunda parte. Era una final y el equipo alemán, el segundo mejor del continente según UEFA, iba a dar guerra cuando acortó distancias con un cabezazo de Popp, en uno de los pocos errores defensivos que concedió un Lyon al que le tocaría sufrir.

Supo hacerlo el conjunto galo y, a pesar de algunas acometidas con suspense, como un remate de Wolter que casi entra, no sufrió en exceso y remató la faena a dos minutos para el final con el gol de la islandesa Gunnarsdottir, con el que el Olimpique todavía pudo disfrutar más de un nuevo y prestigioso título para sus vitrinas.




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