José Antonio Abreu, quien murió este sábado a los 78 años, forjó una inmensa obra social en Venezuela: una red de más de mil 500 orquestas y coros infantiles y juveniles aclamada internacionalmente, cuna del prestigioso director Gustavo Dudamel.

Conocido en su país como «El Maestro», este músico y político entendió muy temprano que cualquier emprendimiento cultural en Venezuela, y más aún uno quijotesco como el que tenía en mente, necesitaba músculo gerencial y gran audacia política.

Todo comenzó con un ensayo con 11 músicos en un sótano del centro de Caracas en 1975.

Desde entonces, con ayuda del Estado venezolano, empezó a repartir instrumentos musicales y formación a los niños de los barrios más desfavorecidos, primero de la capital y luego del resto del país, hasta crear pequeñas orquestas locales.

A más de cuatro décadas de aquel encuentro, ese engranaje, «El Sistema», está formado por más de 900 mil niños y jóvenes, atendidos por 10 mil docentes en toda Venezuela. Un 75% de esos chicos, según la institución, son pobres y muchos viven en apartadas zonas rurales.

«Son muchachos que le estamos quitando a la droga y a la violencia. Sólo sentar a un muchacho en un ensayo a tocar, cuando podría estar en la esquina fumando marihuana, es ya un logro muy importante», dijo hace unos años el propio Abreu.

Se había trazado una meta: alcanzar a un millón de jóvenes.

 – Los elogios –

«Un visionario», lo llamó Frank Di Polo, fundador de la emblemática Orquesta Sinfónica Simón Bolívar: «Él siempre supo la magnitud de lo que se podía lograr».

Como él, muchos vieron en Abreu a un mentor.

«Todo mi amor y eterna gratitud a nuestro padre y creador de El Sistema», escribió en Twitter Dudamel, director de la Filarmónica de Los Ángeles y la batuta más famosa formada en esa red, tras conocerse este sábado la noticia de la muerte de Abreu en Caracas.

Acompañó su mensaje con una foto en la que sostiene las manos de Abreu.

«El Sistema» también fue casa de otros icónicos músicos venezolanos como el contrabajista Edicson Ruiz, intérprete más joven en ser aceptado en la Filarmónica de Berlín, cuando tenía 16 años.

Su novedoso modelo de enseñanza, con réplicas en 50 países, le valió numerosos y prestigiosos galardones como el Premio Internacional de Música de la UNESCO (1993), el Príncipe de Asturias de las Artes (2008), la Legión de Honor de Francia (2009) y hasta un Latin Grammy honorífico en Estados Unidos (2009).

El director orquestal británico Simon Rattle, quien ha sido uno de los grandes colaboradores de la institución, comentó en octubre de 2010 que Abreu merecía el premio Nobel de la Paz, al cual fue postulado en 2012.

Poco se sabe de la vida íntima de Abreu, nacido el 7 de mayo de 1939 en Valera (estado Trujillo, oeste), y a quien no se le conocieron esposas, hijos ni propiedades.

 – Las críticas –

Persistente e incansable, no creyó en fronteras ni límites cuando decidió cristalizar su proyecto artístico-social, por lo que procuró mantenerse cerca del poder, primero en la era del bipartidismo en Venezuela y luego en tiempos de la revolución bolivariana.

Abreu, quien militó en el Frente Nacional Democrático fundado por el fallecido intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri, fue diputado y asumió el ministerio de Cultura durante el segundo período presidencial de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), a quien intentó derrocar el rebelde militar Hugo Chávez en 1992.

A partir de la llegaba al poder de Chávez (1999-2013), las gestiones de Abreu continuaron rindiendo frutos y el Sistema de Orquestas experimentó un acelerado crecimiento.

Por su cercanía con Chávez, su sucesor Nicolás Maduro y otros altos funcionarios, Abreu y su pupilo predilecto, Dudamel, han sido blanco de fuertes críticas de la oposición venezolana. Dudamel, sin embargo, ha marcado distancia con el actual presidente, al rechazar la violencia y la represión durante las protestas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio de 2017.

«Dejó un gran legado moral, ético, cultural (…). Su obra está en los barrios de Venezuela», lamentó Maduro.




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