Las llamadas «cripto-monedas» han tenido una receptividad básicamente negativa en los gobiernos serios, en las empresas serias y en las comunidades financieras serias a nivel global. Incluso, la República Popular China, de quien Maduro alega ser aliado, ha señalado que no piensa realizar transacciones con cripto-monedas. Es decir, que no las reconoce como un instrumento válido para el intercambio internacional.

El supuesto «Petro» es la cripto-moneda de la hegemonía roja. ¿Qué puede ser eso? Para decirlo en criollo: un guiso, pero no un cripto-guiso, sino un guiso con todos los ingredientes de la estafa y la depredación. Por un lado se trata de un misterio, como lo fue, por ejemplo la supuesta moneda regional “Sucre”, o como lo son las supuestas monedas locales o comunales, en las que nadie cree y que nadie quiere.

Por otra parte, tiene toda la configuración o las señas de la corruptela bolivarista. Unos cuantos enchufados “intercambian” Petros por dólares o euros, y los que se quedan con los Petros –lo que podría llamarse “fisco nacional”–, se queda sin nada; y los boli-plutócratas continúan engordando sus cuentas foráneas, en países cada vez mas oscuros, por cierto, porque ya no pueden proseguir la danza de los billones en EEUU y Europa.

Claro que la propaganda oficialista plantea la cosa como si fuera el antes y el después de la historia económica del mundo. «Estamos haciendo historia», proclama Maduro en referencia a sus improvisaciones y en referencia, también, al Petro. Creo que tiene razón. Los guisadores del Petro están marcando pauta en la historia de los embauques económicos.

Hasta los patronos castristas se han hecho los locos con los supuestos Petros. No quieren saber de eso. Para ellos, lo que cuenta es la divisa dura, constante y sonante, o el oro. Pero nada de cripto-monedas. ¿Quién habrá “convencido” a Maduro de este asunto del Petro? Tiene que ser uno de los muchos zamuros que se lo pasan en su entorno. De pronto un zamuro de acá, o quizá un zamuro de otra procedencia. En el fondo eso no importa tanto, lo que importa es el daño adicional que se le hace a la esmirriada economía venezolana, entre otras razones, porque con la excusa del Petro le seguirán succionando los poquitos recursos que nos quedan.

Si la hegemonía es superada pronto, no se hablará más del Petro. Y si logra imponer el continuismo, el tema poco a poco irá desapareciendo de la escena. Lo que no desaparecería es la tragedia roja. Con Petro o sin él.

flegana@gmail.com




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