El papa Francisco consideró hoy que Europa debe «aprender de la historia» y acabar con las divisiones y las fronteras, durante la rueda de prensa a su regreso de su viaje apostólico a Rumanía, según informa la Santa Sede.

«Si Europa no es grande ante los retos futuros se marchitará. He dicho que Europa de madre se está convirtiendo en abuela. Quizá alguien a escondidas se puede preguntar si no será el final de la aventura iniciada hace 70 años», dijo en el avión de regreso a Roma.

El pontífice, preguntado al respecto, aconsejó «recuperar la mística de los padres fundadores» y que la Unión Europea «debe reencontrarse a sí misma y superar la división y las fronteras».

«Estamos viendo fronteras en Europa y eso no es bueno. Es verdad que cada país tiene su propia identidad y debe protegerla, pero por favor, que Europa no se deje vencer por el pesimismo y la ideología, porque es atacada por ideologías y nacen los grupillos», señaló.

«Pensad en una Europa dividida, aprendamos de la historia y no regresemos al pasado», instó el papa.

También se le preguntó por los políticos italianos que hacen campaña electoral exhibiendo rosarios o crucifijos, como el líder de la ultraderechista Liga y vicepresidente del Gobierno italiano Matteo Salvini, algo que ha suscitado debate en el país.

Bergoglio aseguró que no entiende de política italiana, por lo que consideró «imprudente» dar una valoración sobre el tema, pero en general refirió que «debemos ayudar a los políticos a ser honestos».

«Debemos ayudar a los políticos a ser honestos, a no hacer campaña con banderas deshonestas, con calumnia, difamación, escándalos. Y muchas veces sembrar odio, esto es terrible. Un político jamás debería sembrar odio y miedo», defendió.

En su primer día de viaje a Rumanía se vio con el patriarca y el clero de la Iglesia ortodoxa, mayoritaria en el país, en un intento de estrechar lazos, aunque reconoció que en el catolicismo hay «gente cerrada que dice que los ortodoxos son cismáticos».

«Son cosas viejas. Hay grupos católicos un poco integristas, debemos rezar al Señor por ellos», sostuvo.

Francisco también fue preguntado por el papa emérito Benedicto XVI, de 92 años, a quien aseguró que cada vez que lo visita lo ve como un abuelo: «Le tomo la mano y le hago hablar. Habla poco, despacio, pero con la misma profundidad de siempre», refirió.

«El problema de Benedicto son las rodillas, no la cabeza. Tiene una gran lucidez y escuchándole, me hago fuerte, siento la esencia de las raíces y me ayuda a seguir adelante», afirmó Francisco sobre su predecesor. EFE




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