"El mar me lleva un poco lejos el pensamiento, a Estambul, pienso en Santa Sofía y estoy muy afligido", se limitó a decir tras el rezo del Ángelus dominical, después de dirigir un mensaje por la Jornada Internacional del Mar.
El papa expresó así su preocupación por la conversión en mezquita de la antigua basílica bizantina de Santa Sofía, histórica catedral cristiana que tras la caída de Constantinopla (1453) fue usada como mezquita durante el Imperio Otomano.
El edificio, Patrimonio de la Humanidad, fue secularizado en 1934 y convertido en museo, como símbolo de la convivencia de religiones.
El pasado viernes el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, firmó un decreto para convertir en mezquita la basílica bizantina, después de que el máximo tribunal administrativo del país, el Danistay, lo permitiera.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, en sus siglas en inglés) ha transmitido su preocupación por esta decisión y ha recordado que su pertenencia al Patrimonio de la Humanidad responde a su condición de museo.
El organismo de Naciones Unidas considera que este edificio "se ha convertido en un modelo para toda una familia de iglesias y, más tarde, de mezquitas".
"Santa Sofía tiene un importante valor simbólico, histórico y universal", ha subrayado la UNESCO.
La Iglesia ortodoxa rusa por su parte lamentó la decisión turca y advirtió de que este paso puede tener "graves consecuencias" para la civilización humana.
"Estoy convencido de que eso tendrá repercusiones negativas para la paz interreligiosa y el entendimiento entre los pueblos, incluidos los de Rusia y Turquía", opinó Nikolái Balashov, portavoz de la Iglesia rusa, citado por la agencia Interfax. EFE