“La palabra es plata, pero el silencio es oro” (Refrán popular). Con esta expresión comenzamos este escrito de hoy. Ya dejamos ver cuál es el sentido social y de grupos que consideramos debe utilizarse, con el uso de formas de comunicación calmadas, reposadas, de baja acústica, como forma de respeto individual, grupal y ciudadano, en general.

El silencio es uno de los elementos más desconocidos y mal tratados por las personas. Incluso, puede ser no bien visto y socialmente incómodo; y por eso, a veces se le relaciona con la negligencia, con la improductividad y con la flojera. “Esto parece un velorio”: eso hemos oído comentar y hasta quejarse a algunas personas cuando el lugar festivo al que asisten no cumple con las expectativas de que haya música a elevado volumen, o la gente se mantenga reposada y tranquila. No nos equivocamos al decir que “cuando callamos favorecemos al silencio”. Pero, calmarnos y cesar nuestros movimientos, no supone que entremos –siempre– en silencio. Y al entrar en un profundo y sostenido silencio no logramos hacer –necesariamente– que se detenga nuestra consciencia, y de ser así, podría ser una situación riesgosa.

El silencio -en sí mismo-, aunado a estados de calma, moderación y cordura, puede jugar un papel valioso para mantener nuestra salud física y mental, para expandir nuestra consciencia, y para avanzar en logros de beneficios y armonía.
En las sociedades modernas, desde pequeños y aun sin intención, fuimos entrenados para experimentar abundante ruido y sonidos, pero no para buscar el silencio. Recordemos que el verdadero silencio ¡no es la ausencia de ruido! Cuando vamos al campo, entramos a un bosque, en cualquier lugar alejado de casas, carreteras y personas, decimos: «!Qué silencio hay aquí!». Pero en verdad, también hay sonidos, pájaros, viento, hojas en movimiento, el mar o un río, y tenemos sensación de silencio… Es decir: que la palabra silencio y la experiencia del silencio están más asociados con la armonía y la calma, que con la ausencia de sonidos.

Silencio tampoco es entrar y permanecer en un estado de “mente en blanco y vacía”. Hay silencio verdadero cuando se experimenta armonía, y una sensación interior agradable de calma. En estos tiempos, el silencio es un facilitador (ayudante) para que el cerebro funcione a plenitud, y nuestros ideas y sentimientos aparezcan con suavidad y armonía, “aquí y ahora”, como maravillosa realidad. De hecho, si perdemos contacto con nuestra quietud interior, con el silencio y la calma, nos vemos desorientados, y puede quedar “cortada” la buena relación con el mundo. ¡La ansiedad, entonces, se presenta en nuestra consciencia!

Al pensar cómo lograr el éxito o la felicidad, por ejemplo, hay quienes buscan ciertas situaciones soportivas externas, como la suerte, los milagros, los dioses; pero no procuran beneficios, buenas relaciones humanas, buenos resultados del trabajo, ni generar armonía, ¡todo desarrollado en nosotros, por nosotros mismos! La conjunción con el silencio, la calma y la cordura, en condiciones favorables, es condición necesaria para recordar, para manejar suavemente las ideas, para sentir emociones plenas y revivir sentimientos intensos; ¡para desarrollar grandes cosas…!

¡Busquemos y activemos los oportunos silencios, porque son oxigenantes de nuestra vida anímica, espiritual, social y política! El silencio coexiste como medio que nos permite lograr fines; y todos los medios son buenos cuando son eficaces. El silencio, sumada la calma y la cordura, y agudizada una visión de oportunidad, es arma poderosa para combatir la cobardía de los violentos, enfrentar el engaño de los demagogos, y armar la estrategia que frene la soberbia de los autócratas.

¿A qué edad nos ayuda mejor el silencio para reactivar y recordar, y con más calidad? Cualquier edad es buena en principio, porque cada día es todo nuestro en cualquier edad, para administrar y vivir según nuestros deseos, en la intimidad del silencio. ¡Ahora mismo, ya, podemos decir que HOY comienza el resto de nuestra vida! ¡Recordémoslo!… Nada debe interferirnos. Lo pasado ya no está, y hoy podemos iniciar lo que hemos soñado, y a veces descuidado… Hoy podemos decidir, ya sea pensando en presente, o proyectados hacia el futuro… Hoy podemos abrir un capítulo de vida que podría tener un buen final… ¡pero es necesario comenzar por intentarlo! ¡Es imposible concluir con éxito lo que no se ha empezado! Quizás nos quede ahora sólo un día para empezar… y ese día es HOY….
William Shakespeare dijo: “Es mejor ser rey de nuestro silencio, que esclavo de nuestras palabras.




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