Mariela Mendoza, creadora del proyecto Buscadores de libros Foto cortesía Correo del Caroní

Francesca Díaz/Correo del Caroní

Ir al quiosco de revistas los domingos en la mañana, ver la librería repleta de libros y oír la voz de su padre narrando algún cuento: así transcurrió la infancia de Mariela Mendoza. Desde que tiene uso de razón ha vivido rodeada de historias, poemarios y autores. Al crecer, fueron sus maestros quienes alimentaron su fascinación por la lectura. Cada uno de ellos, cuenta, la motivó a abrir grandes clásicos literarios.

Los libros la han acompañado en cada una de las facetas de su vida: hija, alumna, esposa y madre. Motivada por lo que ella denomina el poder de los libros, hace 11 años fundó Buscadores de libros, un proyecto que inició como un hobby, pero asevera que siempre tuvo propósito e intencionalidad de crecer.

Desde 2015, Buscadores de libros cuenta con un registro que la avala como asociación civil; lo que comenzó con un pequeño equipo, mesas improvisadas y el deseo de regalar libros por Ciudad Guayana, hoy cuenta con un estudio, talleres integrales y el proyecto Juntos hacemos la diferencia, vinculado a la responsabilidad social.

“Éramos como gitanos”

Tras el nacimiento de su hija Andrea, Mendoza se vinculó a las actividades escolares destinadas a padres y representantes. Ejerciendo roles de apoyo en el colegio de su hija descubrió su pasión por enseñar a niños y adolescentes el placer de la lectura. Contar cuentos, hacer caligrafías y pintar con los dedos eran actividades que le hacían sentir útil, conectada con un lado de sí misma que disfruta ayudar a otros a potenciar sus habilidades.

En 2010, junto a una amiga que apenas conocía pero con quien compartía una gran pasión por la lectura, decidió crear Buscadores de libros. El propósito de este grupo de lectores era acercarse a áreas públicas de Puerto Ordaz y San Félix a entregar libros a las personas. O, al menos, eso parecía ser todo lo que hacían; sin embargo, para Mendoza no se trata solo de regalar libros: se trata de entregar una oportunidad de enriquecimiento cultural.

Sabiendo que no todos pueden pagar por un libro, recorría la ciudad entregándolos aquí y allá. “Parecíamos gitanos. Yo tenía libros en el carro, en la cama, en el negocio, vivía con ellos para todos lados”, recuerda. Pese a que al principio la miraban con recelo, más adelante, sería la gente quien le otorgarían el apodo de “la señora de los libros”.

– Buscadores de libros nace con usted y un grupo de amigas amantes de la lectura. ¿Qué las motivó a dar esos primeros pasos para salir a la calle e intercambiar libros?

“Desde nuestros inicios, nuestro lema ha sido: Más lectores, mejores ciudadanos. Es algo que repetimos como un mantra”

– Cuando mi hija empezó a estudiar primer nivel en el Colegio Iberoamericano, yo decidí involucrarme con las actividades de su proceso escolar. Durante muchos años fui parte de la sociedad de padres y representantes. Desde ese rol contaba cuentos, historias y promovía la lectura en los niños. Hicimos muchas ferias y yo promocioné los intercambios de libros en el colegio.

Hubo un año en el que trajimos a un ponente de Caracas, pasó dos días con los niños motivándoles a leer. Dio charlas a los alumnos y maestras. Así comencé a involucrarme con actividades en torno a los libros. Más adelante encontré una nota en el periódico sobre una chica que hizo una actividad de intercambio de libros. Aparecía su número de teléfono y decidí contactarla. Nos reunimos y descubrimos que teníamos la misma inquietud de promover la lectura creando espacios donde las personas pudieran hablar. En esa primera reunión, hubo gran empatía: así nació, hace 11 años, Buscadores de libros.

– ¿Cómo recuerda el primer año de la experiencia?

– Las primeras personas que congregamos eran conocidos nuestros que sabíamos que les gustaba la lectura. Desde nuestras propias bibliotecas empezamos a sacar libros leídos para compartir; salimos a la calle a crear momentos cuyos protagonistas fueran los libros. Así comenzó todo. Íbamos a universidades, colegios y espacios públicos. Las personas se acercaban a preguntar si aceptábamos donativos, ya que tenían muchos libros en casa y nosotras decíamos que sí a todo. De esta forma empezaron a llegar los primeros donativos que sirvieron para crear bazares de libros en la calle. La motivación siempre será acercar los libros a las personas que más los necesitan. Desde nuestros inicios, nuestro lema ha sido: “Más lectores, mejores ciudadanos”. Es algo que repetimos como un mantra.

El poder de los libros

Mendoza está convencida de que en toda persona hay un lector potencial. Es por ello que la sede física de Buscadores de libros siempre tiene sus puertas abiertas y sus estantes llenos. Es la fundadora quien se encarga de recibir a las personas que se acercan a ojear entre las pilas de textos. 

– ¿Hay una persona en tu infancia que haya sembrado el amor por la lectura en usted?

– Mis padres fueron mi ejemplo. Cada fin de semana íbamos al quiosco de revistas, ya que a mi papá le encantaba leer cuentos. Nos compraba todo lo que queríamos. Compraba la Gaceta Hípica para mi mamá y cuentos para nosotros. Fue mi mamá quien nos inculcó el hábito de leer. En las festividades como Navidad y cumpleaños el libro siempre estaba presente. Viene de mi niñez. Siempre estuve rodeada de libros, considero importante crear un ambiente en casa que permita a los niños estar cerca de los libros. 

– Ha comentado que todo el mundo es un lector potencial, pero que hay a quienes les falta un elemento motivador. ¿Qué acciones pueden tomarse para motivarse o motivar a otros a leer? 

– Considero que todos tenemos un potencial lector interno y hay que despertarlo. Hay muchas formas de despertarlo: si tu hogar es lector, hay una alta probabilidad de que el niño o niña sea lector. Si tienes buenas maestras que le den valor a la lectura, tienes otro elemento motivador. El hogar y la escuela son lugares que dan la primera motivación. Hay personas que no son lectores de la niñez, que solo leyeron los libros de bachillerato; pero tiene que llegar un momento en tu vida en el que debes reconocer la importancia de la lectura.

En algún momento, te encuentras con la necesidad de aplicar conocimientos que te los hubiese dado el hábito de leer, cosas simples como redactar una carta, si no se tiene el vocabulario, representa un desafío. Es algo muy personal. Implica reconocer que debe adquirir un hábito. Hay que empezar con cosas suaves y básicas para, paulatinamente, aumentar la concentración y la comprensión lectora.

Tú mismo debes decidir empezar a leer porque te trae beneficios. Para desarrollarte como profesional, hacer una tesis… tienes que leer. La motivación dependerá de la etapa de la vida en que la persona esté. En cuanto a acciones, nosotros recolectamos libros, llevamos a cabo charlas literarias, talleres y disertaciones; pero, lo más importante, es contar todo lo bueno que traen los libros, eso lo llamo el poder de los libros. El poder de los libros te da referencias de vida. Empiezas a valorar no haber leído antes y te vuelves un predicador. 

“El sistema educativo es castrador del talento de nuestros hijos. Se basa en repetir y obedecer. Hay talentos que se quedan marchitos ante tanta obediencia” | Fotos Leandra Zambrano

– ¿Crees que hay libros malos o le das una oportunidad a cualquier historia? ¿Hay algún estándar de calidad para los libros que adquieren? 

– Yo creo que hay que leer de todo. Lo que sea. Jamás diría que un libro es malo, puedo decir si me gusta o no me gusta y trato de enseñar eso. ¿Quién soy yo para juzgar a una casa editorial que apuesta por un escritor? Eso tiene un mérito. Cualquier escritor, sea o no de mi agrado, que logra poner un libro en un anaquel tiene un gran mérito porque tuvo que tocar muchas puertas para publicar. Hay personas que autopublican, para mí, eso tiene un valor diferente a cuando una editorial de prestigio selecciona tu libro para llevarlo a físico. Para mí, hay libros que me gustan y no me gustan. No me atrevería a decir que es malo o bueno, prefiero hablar de gustos.

– ¿Consideras que el sistema educativo ha desmejorado en cuanto a las exigencias mínimas de lectura que se pide al estudiante? 

– Sí. Absolutamente. No sé si es que los profesores han tirado la toalla ante la indiferencia de los jóvenes. Si el profesor no tiene oportunidades de adquirir libros, eso también disminuye la posibilidad de captar al niño como lector. Además, hay profesores que no tienen el hábito de la lectura, aunque sean docentes.

He visto personas que se gradúan en el área de literatura y ni siquiera han leído Miguel Otero Silva, que para mí es lectura obligatoria de bachillerato. Si el profesor no tiene un equipaje cultural, la exigencia para los alumnos será menor. Durante el tiempo que mi hija estudió, fueron muy pocos los libros que le mandaron a leer. Además, la selección cambió mucho. Nosotros pasamos por Doña BárbaraCasas muertasMemorias de mamá Blanca… Mis profesores me motivaban mucho a la lectura.

Mi experiencia fue muy distinta a la de mi hija. Además, considero que el sistema educativo es castrador del talento de nuestros hijos. Se basa en repetir y obedecer. Hay talentos que se quedan marchitos ante tanta obediencia. 

– ¿Qué significado tienen para ti los libros en físico? Muchos de los que forman parte de este proyecto están disponibles en digital, ¿por qué crees que las personas se interesan en obtenerlo en físico? 

– El mejor significado que tienen los libros en físico es que puedes dárselo a alguien. Al hacerlo, hablas del libro, de los personajes, de la historia. Eso no pasa con un PDF. Tocar los libros y compartirlos con otros te da la oportunidad de socializar. El desarrollo que da estar en compañía de un libro, hablar con él y compartirlo no lo da ningún PDF. No tiene la misma emoción que una tertulia donde está el libro presente.

“Iniciativas siempre hay”

Pese a su convicción de que la lectura es un elemento transformador, Mendoza manifiesta que muchas veces no es suficiente si no se acompaña con actividades, vivencias y atención. En 2019 se planteó llevar a cabo un proyecto para apoyar a niños de comunidades desfavorecidas: así nació Juntos hacemos la diferencia.

– ¿Cuál es el objetivo de ese proyecto? 

 Consiste en darle un seguimiento integral a la vida de estos niños, incluye observación odontológica y pediátrica. No solo se trata de libros, sino de actividades, queremos darles experiencias de vida. La vida es bella y ser pobre no significa que debas vivir experiencias feas. Hay que nutrir y empoderar a la gente. 

– ¿Hay suficientes iniciativas gubernamentales que incentiven la lectura en niños y jóvenes? 

– Iniciativas siempre hay, pero ¿crees tú que con esta situación política, social y económica puede ser útil? Estos personajes que ocupan la esfera política usan hasta a un difunto para hacer proselitismo político, ¿qué pueden proponer para elevar a los ciudadanos? Mientras tengamos el Estado que tenemos, no hay política acorde con el sentido de una clara democracia, con principios, eficacia y en pro de desarrollo social. 

– ¿Cómo se sustenta Buscadores de libros? ¿Reciben algún tipo de apoyo económico?

– El capital más importante nos llega por medio de todos los donativos que nos llegan a diario. Ese es el recurso básico para todo lo que hacemos. Cuando nacimos como organización, no salimos a pedir que nos dieran para hacer: hicimos. No salimos a repartir libros para que nadie nos diera nada. El que quiera dar, puede hacerlo; los donativos son bienvenidos, pero siempre hemos tratado de ser autosustentables (…) nada peor que convertirse en un pedigüeño para hacer el bien, a las personas les puedes pedir una vez, la segunda vez van a decir: “Allí viene esa mujer fastidiosa a pedir otra vez”. Somos una organización sin fines de lucro, pero sin fines de pérdida.




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