El señor Maduro y los suyos están desesperados buscando una cosa: tiempo… Ese es el más preciado tesoro que requieren. Más que divisas, más que oro, más que reconocimientos de países extranjeros. Más que cualquier cosa. Tiempo es lo que necesitan. Tiempo es lo que buscan. Y andan en eso. Cuidado.

Desde Europa y América Latina, pero creo que sobre todo desde La Habana (aunque Cuba no aparezca), se están cocinando iniciativas internacionales para tratar de darle tiempo a Maduro. Tal es el propósito del llamado «Grupo de Contacto». Nada de eso debería prosperar. Sería terrible para la situación de Venezuela. Al respecto, recomiendo un reciente artículo del ex-presidente de Uruguay, Julio Maria Sanguinetti, publicado en el diario La Nación de Buenos Aires, donde llama las cosas por su nombre, como debe ser.

Es muy crítico de la posición de Uruguay, en línea con lo mencionado anteriormente, y con claridad propone que no se puede seguir postergando el cambio en Venezuela. Sanguinetti, por lo demás, no es un extremista atolondrado, sino el presidente social-demócrata que hizo más por reconstruir la democracia en un su país.

También esta el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (Amlo), quien enarbola la muy marchita bandera de la «doctrina Estrada», que plantea un no-intervencionismo absoluto en los asuntos de otros países. En este particular deben afirmarse, por lo menos, dos aspectos. Uno, que esa «doctrina» fue formulada en los años treinta del siglo pasado, cuando el desarrollo de los principios de derechos humanos aún no condicionaban, con justicia, el ideal de soberanía.

Y otro, que el propio Amlo, cuando consideró que sus opositores políticos habían cometido fraude en las elecciones presidenciales –no me pronunció sobre esa consideración- -solicitó la intervención de la comunidad democrática internacional a su favor. Entonces que no venga ahora a complicar los asuntos venezolanos, es decir a intentar darle tiempo a Maduro.

Por lo demás, a quien menos le conviene que Maduro obtenga tiempo es al pueblo venezolano, asfixiado por la catástrofe social y económica. Los procesos tienen sus etapas. La reconstrucción integral de Venezuela es una tarea esencial. Pero su posibilidad depende de la salida de Maduro y su entorno. Mientras más rápido mejor. El tesoro del tiempo no lo merece tener la hegemonía que destruye a Venezuela.

flegana@gmail.com




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