Yo creo que uno de los defectos más recurrente de los venezolanos es la falta de…memoria. Guste o no guste, el venezolano es así! Es buena gente, trabajador, sumamente hospitalario pero es…desmemoriado y de esa debilidad se aprovechan las personas que no tienen escrúpulos, que dicen una cosa hoy y la retractan mañana, pasado mañana la vuelven a decir a sabienda de que los tipos no se acuerdan.

Y así, gracias a esa carencia de memoria, que ha permitido que muchos venezolanos se olvidaran de las palabras y de las promesas hechas en repetidas oportunidades, tanto el actual presidente como el anterior luego fallecido, siguen en el poder. Por ejemplo, me parece sencillamente inaceptable que todavía haya gente que se haya olvidado de cuando, con la voz entrecortada por la emoción, había politicos que gritaban que: “con este socialismo del siglo XXI  rescataremos a nuestras empresas de las manos del capitalismo y las pondremos finalmente a producir o…con esta gloriosa revolución hemos finalmente logrado nuestra soberanía…o desarrollaremos la industria endógena y seremos autosuficientes…o tomaremos medidas drásticas contra la delincuencia…o ahora si tenemos un bolivar fuerte…y podría seguir…Me rehuso a pensar que los venezolanos no hayan tomado conciencia de que “aquello” no era cierto y que, en cambio, todas las empresas confiscadas están quebradas, que nunca como ahora nuestra soberanía está tristemente pisoteada por miles de cubanos que controlan todas las actividades del país, que ahora tenemos que importar más del 90% de lo que se consume, que después de veinte años de gobiernio chavista, ha habido más de cientoochenta mil muertes violentas o que nunca como ahora hemos tenido una moneda tan devaluada!

Pues, en vísperas de un inevitabile proceso electoral, no sería malo que todas esas personas que padecen de esa “patología mnemónica aguda” tomaran un placebo curativo. Quiero concluir con una frase escrita hace 2400 años en la República de Platón. Léanla con cuidado porque parece escrita ayer. “Cuando un país cuenta con malos coperos, que se emborrachan, confunden la libertad con el libertinaje, cuando los ciudadanos se ven obligados a negociar su propia impunidad tolerando cualquier tipo de abuso, cuando se tiene que aceptar gente de afuera que, en nombre de una libertad que lo devora todo, permiten eso, no hay que extrañarse de que los abusos, las ilegalidades y la tiranía invadan todos los sectores de la sociedad. ¿Es eso lo que queremos?

Desde Italia – Paolo Montanari Tigri




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