… «Cada vez que hay votación y tengo derecho a votar, voto. Porque el voto es el acta notarial que subscribe que yo, en la ciudad que voto, soy algo más que nadie… mi voto es mi carta de amor a la ciudad donde yo vivo…». Fernando Mires.

El 21/N será cuestión de conciencia ciudadana, pues el acto electoral en sí constituye un momento clave en el proceso democrático de nuestra parroquia, nuestra ciudad, nuestro estado y de nuestro país.

No votar es simplemente no decidir, no opinar; es ausentarnos pasivamente ante la ineludible realidad de lo que ahora nos va quedando de ciudad, de estado y de país. No votar, es permitir que otros decidan por nosotros, y éstos lo harán de acuerdo con sus intereses no con los suyos…

Y sinceramente, no hay más espacio para tal desidia. No será cuestión de pensar en la abstención como castigo, pues la inasistencia cívica de los otros potencialmente nos daña a todos; y realmente… ¿A quién se castiga?

El 21/N, de nuevo el voto se convertirá en un imperativo moral, al que ningún ciudadano de buena voluntad puede sustraerse. Consideremos con seriedad que un sólo voto, puede, en particulares ocasiones, hacer cambiar el rumbo de la historia de nuestra ciudad, estado o un país, cobrando entonces ese solo voto, una importancia vital, de allí a que alguien argumentó -con sobrada razón- que el voto se convierte en una herramienta tan poderosa, para el bien o para el mal, como pueda ser la energía atómica. Más que un derecho, la votación es, sobre todo, una obligación social. Tal como están las cosas, resulta una oportunidad para intervenir en su porvenir y el de nuestros hijos.

Tienes que votar, porque así, si repite la ruindad hecha gobierno, no será culpa tuya. Que cada quien de manera responsable vote y no deje en otros la decisión sobre su futuro. No se permite asumir posiciones derrotistas por considerar que no hay nada qué hacer; nada de eso. Nosotros como ciudadanos responsables, con nuestro voto, tenemos la posibilidad de cambiar las circunstancias, de cambiar el porvenir.

El 21/N es imperativo acudir a votar masivamente, pues demostraremos que realmente somos mayoría, además, tenemos que cumplir con el cívico deber de respaldar a nuestros testigos en las mesas, que se sientan apoyados y acompañados, y sobre todo, que no puedan agredirlos con la impunidad que caracteriza a este malandraje oficialista. Y recuerda, pulsando la celeste UNIDAD que respalda a Enzo Scarano y a Carlos Lozano, se garantiza la posibilidad de cambiar las circunstancias, de cambiar el porvenir.

Manuel Barreto Hernaiz




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