Foto: AFP

Un esprint antes de entrar en el desenlace de la carrera en los Alpes y siguiendo la tónica de este Giro, el más rápido en la 17ª etapa fue el italiano Elia Viviani (Quick-Step), que logró su cuarto triunfo parcial, este miércoles en Iseo.

En la clasificación general, el británico  Simon Yates se mantiene líder en la víspera de una llegada en alto y a cuatro días del final de la carrera en Roma.

En un final marcado por una gran tormenta que dejó empapada la carretera, el irlandés Sam Bennett, segundo, inició el esprint desde muy atrás como para pretender superar a Viviani, que ya había ganado dos etapas en el inicio en Israel (2º y 3ª) y en Nervesa della Battaglia (13ª).

El italiano Niccolo Bonifazio fue tercero en la meta de Iseo.

De esta manera, Viviani, actual campeón olímpico de ómnium, se asegura vestir la maglia ciclamino en Roma el próximo domingo de la clasificación por puntos.

El velocista italiano, de 29 años, iguala con sus cuatro triunfos a lo realizado el año pasado por su compañero colombiano en el Quick-Step Fernando Gaviria, que esta temporada se ha concentrado en el Tour de Francia.

Es la 10ª victoria de Viviani esta temporada y la 35ª del Quick-Step en un eufórico 2018 hasta ahora, demostrando ser uno de los equipos más potentes del pelotón mundial.

«Hoy la etapa le convenía más a Bennett que a mí», admitió el italiano. «Su equipo ha tratado de crearnos problemas, quedé cortado en la cota de tercera categoría como preveíamos y después hemos jugado un poco, la táctica consiste en eso».

Viviani reconoció que el maillot de los puntos es su gran objetivo ahora. Por eso «era Bennett quien tenía que coger puntos y a nosotros nos venía muy bien una escapada, no tuvimos que trabajar mucho».

La jornada, muy animada en sus 155 kilómetros, tuvo movimientos interesantes. Los últimos supervivientes de la escapada más importante, el italiano Alessandro De Marchi y el español Luis León Sánchez, fueron alcanzados en el circuito final, antes de los 10 últimos kilómetros.

Carretera resbaladiza

Las condiciones climáticas, que dejaron la carretera muy resbaladiza en los últimos kilómetros, también jugaron su papel: «Mis compañeros y yo tomamos la cabeza (en los últimos kilómetros). Si la carretera hubiese estado seca, me hubiera colocado a rueda de Bennett», explicó Viviani.

Yates, por su parte, pasó la jornada vigilando a Dumoulin y ambos entraron juntos en la meta, por lo que se mantienen los 56 segundos de diferencia entre los dos primeros clasificados de la general.

«No hay día fácil en el Giro», declaró el líder, refiriéndose a una parte de la etapa en la que se produjeron cortes en el pelotón, con el británico Chris Froome quedando cortado del grupo principal antes de retomar contacto.

«Es una jornada que podría tener sus consecuencias en las próximas etapas de montaña», advirtió Yates.

La primera será la 18ª, el jueves, que unirá Abbiategrasso, a las puertas de Milán, con la estación de Pratonevoso. El recorrido concluirá con un ascenso de 13,9 kilómetros al 6,9% de pendiente.




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