La embolia es ocasionada por la obstrucción de una vena o arteria, producida por un émbolo. Esto puede ser muy peligroso si no se detecta a tiempo.

¿Sabías que si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno, por lo que las células cerebrales pueden morir, lo que causa daño permanente?

Es por ello que si el ritmo de tu corazón en reposo es mayor a 100 latidos por minuto o sus pulsaciones son irregulares, existe el riesgo de sufrir un evento vascular cerebral -popularmente conocido como ataque cerebral o embolia- enfermedad altamente incapacitante y responsable de la muerte de miles de personas.

¿Cómo prevenir una embolia?

Saber tomarse el pulso puede prevenir la aparición de un evento vascular cerebral, si bien entre los factores de riesgo más comunes para presentar un evento vascular cerebral están el tener presión arterial elevada, diabetes mellitus, colesterol alto, obesidad o tabaquismo, un factor poco conocido es la fibrilación auricular (FA), arritmia responsable del 20% de los EVC en el mundo. Esta condición de salud se manifiesta cuando los latidos del corazón se vuelven irregulares y en ocasiones se aceleran sin ninguna razón aparente.

Este desorden en el ritmo cardiaco puede crear turbulencia en la sangre del corazón, el cual al no latir al ritmo adecuado promueve la formación de coágulos que pueden viajar hacia el cerebro por el torrente sanguíneo, ocasionando la obstrucción de una arteria cerebral y con ello un evento vascular cerebral, condición que puede ser mortal o dejar graves secuelas motoras o del lenguaje en las personas que lo sufren.

Pero, si se sospecha la presencia de una posible irregularidad en el ritmo cardiaco, y por lo tanto, la existencia potencial de fibrilación auricular debes “escuchar tu corazón”, tomándote el pulso en reposo.

Para tomar el pulso debes estar en reposo, sentada o acostada, al menos 15 minutos. Posteriormente, con el dedo índice y el dedo medio de una de las manos, se debe encontrar su pulso en la muñeca del brazo contrario, y con la ayuda de un cronómetro empezar a contar el número de pulsaciones (latidos) durante 30 segundos. Finalmente, multiplicar ese número por 2 para determinar cuántas veces late el corazón en un minuto.

Y si el resultado obtenido se encuentra entre 60 a 100 latidos por minuto, significa que el pulso está dentro de los límites normales. Sin embargo, si las pulsaciones fueron irregulares y el número es superior a los 100 latidos por minuto puede existir la posibilidad de fibrilación auricular.

Por fortuna el riesgo de un EVC por fibrilación auricular es prevenible si se identifica a tiempo la enfermedad y se brinda un tratamiento integral al paciente a través de la administración de anticoagulantes orales de última generación que reducen la formación de coágulos sanguíneos de manera segura y eficaz, con el beneficio de una dosis fija diaria, no interacción con medicamentos o alimentos, y sin necesidad de un control sanguíneo rutinario.

 




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