Al menos diez civiles murieron y otros tantos resultaron heridos hoy en un supuesto bombardeo estadounidense durante una operación conjunta con las tropas afganas en el este de Afganistán, en la que también perecieron alrededor de 28 talibanes.

Las víctimas civiles se produjeron esta mañana durante un bombardeo de las Fuerzas Aéreas estadounidenses que apoyaban a una operación terrestre de las tropas afganas en el área de Dasht-e-Baari de Pul-e-Alam, capital de la provincia de Logar, dijo a Efe el portavoz del gobernador provincial, Salim Saleh.

Según el portavoz, un grupo de talibanes, incluidos dos comandantes, se escondieron durante un enfrentamiento con las tropas afganas en el interior de una casa, que fue bombardeada a continuación por las fuerzas estadounidenses.

En el bombardeo murieron los dos comandantes talibanes y «más de diez civiles», mientras otra decena de civiles heridos fueron trasladados a Kabul para recibir tratamiento, apuntó Saleh.

«Hemos enviado a las fuerzas de seguridad y también a nuestros propios equipos para recopilar detalles sobre las bajas civiles en el área», concluyó el portavoz.

La Administración local convocó una reunión de emergencia para tratar el asunto de la operación militar y la muerte de los civiles.

Uno de los que participaron en el encuentro, bajo condición de anonimato, afirmó a Efe que ya han recibido informes desde el lugar del ataque, según los cuales «12 civiles, incluidos mujeres y niños, murieron en el bombardeo de las fuerzas de la coalición».

La fuente concretó además que 28 talibanes murieron en la operación y que algunos de ellos buscaron refugio en la casa bombardeada.

En un comunicado remitido a Ef, el portavoz talibán Zabihullah Mujahid negó que se produjeran bajas entre sus filas y añadió que en el bombardeo solo murieron 13 civiles, ya que sus combatientes habían abandonado el área antes del ataque aéreo.

Este suceso se produce dos días después del supuesto bombardeo de las Fuerzas Aéreas afganas contra refugios talibanes en la provincia de Herat, en el oeste de Afganistán, en el que también murieron al menos 13 civiles y otros siete resultaron heridos.

La muerte de civiles por bombardeos de la misión de la OTAN en Afganistán o por las mismas Fuerzas Aéreas afganas, un cuerpo de reciente formación, ha desatado habitualmente fuertes críticas entre la población del país, azotado por una cruenta guerra desde 2001.

En los primeros seis meses del año, el conflicto afgano marcó un nuevo récord de muertes de civiles, con 1.662 fallecidos, un 2 % más que en 2016, incluido un aumento de decesos de niños y de mujeres del 9 % y 23 %, respectivamente, según datos de la ONU.

Atentado suicida contra diputado afgano

Dos guardas de seguridad y dos insurgentes murieron hoy en un atentado suicida contra la vivienda de un diputado afgano en la conflictiva provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, informó a Efe una fuente oficial.

El atentado contra el conocido diputado Haji Abdul Zahir Qadir en Jalalabad, capital de Nangarhar, comenzó hacia las 10.30, hora local (6.00 GMT), después de que un atacante suicida detonase los explosivos que portaba en la entrada de su residencia.

«De acuerdo con la información inicial con la que contamos, dos guardas de seguridad del diputado murieron en la explosión», afirmó el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai.

Según el portavoz, un segundo atacante fuertemente armado y que portaba un chaleco cargado de explosivos fue abatido por las fuerzas de seguridad antes de que pudiera detonarlo.

«En estos momentos la situación está en calma y bajo control de las fuerzas de seguridad», detalló Khogyanai.

Ningún grupo reclamó aún la autoría del ataque en Nangarhar, fronteriza con Pakistán y una de las más convulsas de Afganistán, donde tiene su bastión en el país el grupo yihadista Estado Islámico (EI), además de una importante presencia de talibanes.

El diputado afgano es conocido por encabezar precisamente su propio grupo de combatientes en la lucha contra el Estado Islámico en algunas partes de Nangarhar.

El atentado de hoy se produce después de que el pasado viernes ese grupo terrorista reivindicara un ataque suicida a una mezquita de la minoría chií en Kabul, que dejó 28 muertos y más de 50 heridos.

Ese ataque fue el primero de envergadura ocurrido en la capital desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara a comienzos de la semana pasada su nueva estrategia para el país, que incluye el envío de un número sin determinar de tropas.

Según el informe del Inspector Especial para Afganistán (SIGAR) de Estados Unidos divulgado este mes, la guerra en Afganistán está «estancada», con los insurgentes controlando el 40 % del país.




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