En el municipio San Diego, los electores salieron más tarde de lo acostumbrado. Algunos centros abrieron casi a las 8:00 a.m. En la Unidad Creación San Diego Norte la máquina de la mesa 1 se dañó y estuvieron más de una hora esperando por su activación.
En este municipio, donde se activaron 13 centros de votación, el que más llamó la atención fue el Monseñor de Talavera, donde hubo denuncias de movimiento de colectivos trasladando electores en motos y autobuses. De los 4 mil 500 electores, apenas 500 había sufragado a eso de las 11:30 de la mañana.
En el Santiago Mariño, también se observó poca afluencia, al igual que otros grandes centros de votación donde en otras épocas se hacían largas colas. Este panorama se visualizó en la Unidad Educativa Queipa, donde de una población de 6 mil 400 electores, solo 936 había ejercido el voto.
Yadilen Cisneros, coordinadora del centro, manifestó que era una cifra aceptable, pero se esperaba que en la tarde crecería.
En el centro de votación Hipólito Cisnero, también predominó la abstención. Quienes acudían entraban y salían en pocos minutos. Algunos manifestaban que era porque el proceso era sencillo; otros por la falta de electores.
En cuanto a la motivación por votar, eran versiones encontradas. Lo que si se dejó entrever era la desolación que se vive en los distintos municipios que conforman la Gran Valencia, donde contrastan dos Venezuela. Una que «medio salió a votar», otra que prefirió abstenerse por no confiar en el proceso electoral. En que el Plan República, se observaba con poca provisión de comida y los adeptos al gobierno también, mientras representantes de los otros partidos hicieron lo posible por sustentar bien a quienes tenían en las distintas escuelas.
A la par, los grandes comercios abrieron y unas que otras personas caminaban como un domingo cualquiera.