Seguir apostando al país cuando se nos ha arrebatado la libertad, es un acto de resiliencia y una lección de vida que adquiere connotaciones épicas tratándose del contexto venezolano, en donde los derechos humanos del pueblo en general son vulnerados constantemente desde las altas esferas del poder político, bajo la aprobación cómplice de un sector militar/policial desdibujado por intereses propios y, de grupos que desde hace años secuestraron instancias judiciales.

Hoy este espacio de reflexión quiero dedicarlo a Erickvaldo Márquez Moreno, joven merideño estudiante de la ilustre Universidad de los Andes, privado de libertad desde septiembre de 2017, a quien pretenden responsabilizarle una muerte por participar en las protestas masivas escenificadas durante ese año en Venezuela. A la fecha, no hay pruebas del delito que se le imputa, el juez de la causa decretó su libertad, pero desde la Fiscalía se orquestó una maquiavélica apelación para mantenerlo injustificadamente tras las rejas. Este hecho cruel y atentatorio contra la dignidad del ser humano ha hecho crecer a Erickvaldo, dando una bofetada ética al rostro de la tiranía.

Este chamo escenificó recientemente un acto heroico. El pasado 24 de marzo de 2021, Erickvaldo defendió tras las rejas su tesis de grado para optar al título de Licenciado en Educación, mención Educación Física, Deportes y Recreación. A pesar de la adversidad, diseñó una propuesta para mejorar las condiciones físicas de los reclusos, una idea de esas que no se le ocurre a ningún funcionario de las entidades que administran las prisiones.

Para quienes hacemos vida universitaria esta presentación no es cualquier asunto y seguramente quedará plasmada en la historia del Alma Mater. En plena pandemia y bajo estrictas normas de bioseguridad, parte de la Universidad de los Andes se trasladó al retén de Glorias Patrias, en la ciudad de Mérida para presenciar la disertación de uno de sus estudiantes privado de libertad. La decana, doctora Mery López de Cordero, fue testigo de primera mano y estuvo ahí, presenciando este memorable momento. También, la profesora Doris Guillén, tutora de la tesis; los docentes Guillermo Pérez y Luis Albarrán, jurados de la investigación, quienes no dudaron en calificar con un 20 y otorgar la Mención Publicación.

Esa mañana Erickvaldo nos hizo sentir orgullosos. Fue el hijo, hermano, sobrino, amigo de miles de venezolanos. De los que anhelamos reconstruir y seguimos apostando a que de esta pesadilla saldremos en cualquier momento. Esa mañana sentí esperanza y solté una que otra lágrima al conocer la historia. Contacté a la decana López de Cordero para conversar sobre este joven, víctima de un gobierno que se esfuerza en convertir en letra muerta la Constitución Nacional y que de diálogo sincero y respetuoso conoce muy poco.

Erickvaldo representa el mañana. Le han despojado de mucho, pero las ganas de formarse y crecer permanecen intactas, sólidas. A pesar de los golpes que le ha propinado el sistema, su investigación estuvo enfocada en ayudar a los demás física y espiritualmenbte, porque como buen creyente, está convencido en que Dios lo observa cada vez que se levanta y supera las aflicciones. Es un fiel ejemplo de la resiliencia, un modelo para decenas de miles de venezolanos que permanecemos en esta tierra. Erickvaldo, como lo dice el poema Invictus, escrito por el británico William Ernest Henley, demuestra que por muy estrecho que sea el camino y los castigos que lleve sobre su espalda, es el amo de su destino, es el capitán de su alma.

Esperemos que pronto se imponga la sensatez y este nuevo licenciado vuelva a reencontrarse con su familia, amigos, se pueda desenvolver libremente, ejercer su profesión. Nos unimos al deseo de la profesora López de Cordero: que Erickvaldo pueda recibir su título en acto académico como demostración de lucha, amor al prójimo, a su terruño, a su familia. También nos unimos al sueño de muchos venezolanos, para que ningún preso político inocente, en especial nuestros jóvenes, permanezca en las condiciones que le ha tocado vivir a este joven.




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