Este año la crisis económica por la que atraviesa Venezuela no es el único problema que interfiere en la celebración de la Navidad. Se le suma la escasez de gas doméstico que impide preparar recetas tradicionales que requieren varias horas de cocción en horno, como el pernil o el asado negro.
Los precios son la primera traba de muchas personas para acceder a las proteínas que forman parte del plato navideño venezolano. En las carnicerías de Carabobo, el precio promedio del kilogramo de pernil ronda los tres millones de bolívares, el de muchacho alcanza los dos millones 800 mil y el de pollo se consigue en un millón 800 mil.
En un país en el que el sueldo mínimo es de menos de medio dólar, estos productos son impagables para un porcentaje de la población bastante amplio. Se requerirían al menos 15 salarios mínimos de 400 mil bolívares para comprar dos kilogramos de pernil.
Es por eso que Sonia Martínez y su familia de cuatro integrantes no incluirán ninguna de estas preparaciones en su cena del 24 de diciembre. “Este año gracias a Dios pudimos hacer unas poquitas hallacas. Mañana haremos la ensalada de gallina con una pechuga ya compré y eso será suficiente para disfrutar en familia”.
Para ella el simple hecho de haber podido hacer las hallacas suficientes para las festividades de Navidad y Año Nuevo representa un logro, tomando en cuenta se necesitan desembolsar alrededor de 52 millones 850 mil bolívares (casi 50 dólares) si se quiere preparar unas 50 unidades, según el estadio Cesta Carabobo.
A otras personas, como Francisco Gómez, los frena la falta de gas doméstico para cocinar. “Es imposible que podamos preparar un pernil en una cocina eléctrica y nosotros no tenemos horno eléctrico. Ni si quiera un pollo entero, porque también se lleva su tiempo”, dijo este miércoles 23 de diciembre a El Carabobeño.
Gómez ya se resignó a que en su plato solo habrá hallaca, ensalada de gallina y pan de jamón. Sabe que, a pesar de todo, es afortunado. Agregó que el fin de semana pasado su familia preparó las hallacas a leña, porque llevan más de tres meses sin gas.