España

España termina este Domingo de Resurrección otra Semana Santa atípica, sin los tradicionales y masivos actos religiosos en las calles ni las escapadas a playas y otros lugares de descanso, debido a las restricciones para evitar una cuarta ola de la covid-19 en el país.

Aunque este año sí hubo celebraciones en el interior de iglesias, a diferencia de 2020, cuando el país estaba bajo un estricto confinamiento al inicio de la pandemia, la Semana Santa transcurrió con fuertes limitaciones a la movilidad interna, a las reuniones sociales y a la actividad nocturna.

Unas limitaciones que conllevan otro varapalo más para el turismo, el principal motor económico del país, que habitualmente tenía en esta fecha uno de sus mayores ingresos anuales.

NI PROCESIONES, NI ESCAPADAS A LA PLAYA

Antes de la pandemia, la Semana Santa se vivía en España con actos masivos como las tradicionales procesiones de imágenes religiosas por las calles, muchas de gran valor artístico, y los desplazamientos a destinos turísticos, en especial a la costa, por el puente festivo que varía desde el Jueves Santo al Lunes de Pascua según las regiones.

Pero este año las autoridades prohibieron los desplazamientos entre regiones, sin posibilidad de viajar por turismo; los actos religiosos solo pudieron celebrarse dentro de iglesias y con aforo limitado; las reuniones sociales estaban restringidas a un máximo de seis personas en la calle, y regía el toque de queda a partir de las diez o las once de la noche dependiendo de cada comunidad autónoma.

Unas prohibiciones que no evitaron algunas fiestas ilegales en calles, domicilios y bares a horas en que debían estar cerrados, pese a las fuertes sanciones que conllevan.

Los cerca de 64.200 policías desplegados en un operativo excepcional para controlar el cumplimiento de estas medidas formularon estos días miles de denuncias a quienes desafiaron la limitación a los viajes.

El sector turístico, que ya el año pasado sufrió una caída de facturación cercana al 70 por ciento con pérdidas millonarias, apenas ha tenido un cierto alivio con la llegada de extranjeros, lo que ha generado polémica en España, donde es posible entrar por avión desde otros países europeos mientras la movilidad interna está restringida.

TEMOR A UNA NUEVA OLA

España se encuentra en riesgo alto por coronavirus al superar ligeramente los 150 casos por cada 100.000 habitantes de incidencia acumulada en los últimos catorce días, con 75.698 fallecidos y 3.300.965 contagios desde el inicio de la pandemia hace algo más de un año, según datos oficiales.

El Gobierno central y las regiones acordaron estas restricciones para Semana Santa en el marco del estado de alarma que rige en España, ante el temor de que el país entre en una cuarta hora de contagios tras la tercera que arrastra después de que, en la pasada Navidad, se flexibilizaran las prohibiciones.

Lejos del objetivo de alcanzar el nivel de riesgo bajo –50 casos por cada 100.000 habitantes–, la vacunación no se ha detenido en buena parte del país pese a estos días festivos, con unos 8,5 millones de dosis ya administradas de los cerca de 9,6 que ha recibido el país.

Las esperanzas están puestas en el impulso a la vacunación y a la espera de ver cómo evoluciona el coronavirus tras esta Semana Santa atípica para poder atisbar si el próximo verano se podrá volver o no a cierta normalidad. EFE




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