Foto Referencial Andrés Galindo

El 2017 será recordado como el peor año para el transporte público en Valencia, Carabobo y el resto del país, debido a que este servicio público colapsó, por efectos del proceso inflacionario que se vive en Venezuela, y los usuarios llevaron la peor parte.

En enero de este año, los ciudadanos pagaban 100 bolívares por el pasaje en las rutas urbanas de la Gran Valencia, conformada por los municipio Naguanagua, Los Guayos, San Diego, Libertador y Valencia. Luego de reuniones entre dirigentes del sector transporte, de los consejos comunales y de la alcaldía de Valencia, las tarifas se establecieron en 150 bolívares, las cuales comenzaron a cobrarse en marzo.

Muchos usuarios pusieron el grito en el cielo, pero Adolfo Alfonzo, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Transporte, alertaba que los precios de los repuestos y demás insumos de las unidades estaban subiendo mucho, por lo que estimaba que antes que terminara 2017, el pasaje debería costar 300 bolívares.

En mayo el pasaje subió a 200 bolívares, en julio se elevó a 300 y en noviembre a 500, todo con el aval de la alcaldía de Valencia. Sin embargo en diciembre, un mes después, los transportistas subieron el pasaje en forma unilateral en un 100 por ciento, para llevarlo a mil bolívares. Es decir que en todo el año las tarifas del transporte público fueron incrementadas cinco veces.

Este último aumento no fue autorizado por la alcaldía de Valencia, pero los conductores la aplicaron sin tener en consideración que debían tener este aval municipal. El argumento de los transportistas sigue siendo el mismo, es decir que los repuestos e insumos de las unidades están muy caros.

No dejan de tener razón porque el precio de los cauchos de las camioneticas supera los seis millones, en el caso que lo consigan. Pero los usuarios también se las ven negras para poder comprar la comida, que es lo principal para poder subsistir. Tomar seis unidades diarias para ir a su trabajo y regresar, de cualquier persona, implica un gasto mayor al salario mínimo.

Camiones cargando pasajeros en plena avenida Bolívar de Valencia. (Foto de Andrés Galindo)

 

MENOS CAMIONETICAS

El sufrimiento por el déficit de transporte en Valencia, comenzó con la misma llegada del año nuevo. Desde principio de 2017 comenzaron a notarse las paradas repletas de usuarios a toda hora.

Adolfo Alfonzo señaló en este mes de diciembre, que la situación del sector ha estado tan crítica en los últimos años, que de 7 mil 800 unidades que circulaban en el 2015, en la actualidad sólo quedan unas 400.

Este reducido número de unidades, entre camioneticas y autobuses deben trasladar a diario por lo menos medio millón de usuarios residenciados en los cinco municipios de la Gran Valencia. Por eso las paradas permanecen repletas a toda hora.

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La gente espera por horas en las paradas (Foto: Kevin Arteaga)

SIGUEN LOS ABUSOS CON LAS RUTAS CORTAS

La mayoría de las líneas que cubren las distintas rutas en la Gran Valencia, establecieron unos tramos cortos que no están autorizados por ninguna autoridad municipal, pero aún así los siguen imponiendo.

Cuando los transportistas realizan reuniones con las autoridades municipales para acordar nuevas tarifas, se comprometen a cumplir a cabalidad las rutas que les fueron otorgadas. Sin embargo luego siguen aplicando los trayectos cortos, en detrimento de la economía de los usuarios.

A pleno pulmón los colectores gritan en la avenida Bolívar, que solo llegarán hasta la redoma de Guaparo, y ninguna autoridad hace nada para evitar que esto se cumpla. Adolfo Alfonzo ha declarado en varias oportunidades, que no se opondrá a que sancionen a los conductores que incurran en esta arbitrariedad, pero la situación persiste.

Las personas de la tercera edad pasan a ser las víctimas principales de este terrible problema del transporte, pues a pesar de que por ley quedan exoneradas del pago, la mayoría de los colectores insultan y maltratan a quien se niegue a pagar las tarifas que ellos establecen.

LOS CAMIONES

Por primera vez en muchos años, en la metrópolis valenciana comenzaron a verse grupos de personas viajando en camiones de estaca o de barandas, así como en cavas y camionetas pick-up, a plena luz del día.

Este tipo de vehículo, no solo provienen de zonas rurales de los municipios Carlos Arvelo y Libertador, sino también de cualquier sector, al punto que circulan repletos de pasajeros por plena avenida Bolívar norte de Valencia.

Un gran riesgo viajar de esta manera. (Foto referencial: Armando Díaz.)

La gente desesperada por poder llegar a su destino en el menor tiempo posible, recurre a este tipo de unidades para movilizarse, sin tomar en cuenta que pone en riesgo su seguridad.

Los camiones son utilizados mayormente por hombres y algunas mujeres con buena condición física, por lo que en las paradas continúan los jóvenes que no quieren arriesgarse, así como las personas de la tercera edad y señoras con niños en brazos.

Afortunadamente en Valencia no se ha registrado ningún accidente lamentable, producto del uso de este tipo de transporte, tal como han ocurrido en otros estados, con saldo lamentable de personas muertas.

 

 




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