Foto: José Ángel Rodríguez

Con solo 13 años Estefanía Pérez acumula logros y experiencias que muchos atletas de una edad avanzada aún no alcanzan. Esta niña valenciana hizo de la gimnasia rítmica su estilo de vida desde comienzos de la década y desde entonces no se ha detenido en búsqueda de la grandeza deportiva con su aro y cinta como principales herramientas.

Acompañada de su madre Amarilis González, Estefanía relató los éxitos recientes que la llevaron a ser condecorada como «Atleta del Año» por la Asociación de Gimnasia del estado Carabobo, producto de sus cinco medallas, incluida una de oro, en el último Campeonato Nacional Interclubes disputado en Trujillo.

«Me esforcé al máximo para poder lograr este premio. Cuando comencé en el deporte pensé que las competencias serían fáciles pero no fue así» admitió la joven atleta que dedica al menos tres horas diarias de entrenamiento en el Gimnasio Ronald Storey de Naguanagua para poder alcanzar sus objetivos deportivos, eso sí, sin descuidar sus estudios según afirma su consecuente progenitora, la principal aliada en este camino escogido.

Foto: Cortesía

«Me siento muy orgullosa de lo que Estefanía ha logrado desde que comenzó en la gimnasia. En todos estos años ha ganado 50 medallas y varios trofeos, en la casa tengo una pared para ella sola» expresó la feliz madre Amarilis, siempre con una sonrisa en el rostro.

El sueño de la talentosa infante es llegar a ser como (y superar) a la gimnasta venezolana Jessica López, a quien admira desde que inició sus pasos en la disciplina donde espera representar algún día a Venezuela en unos Juegos Olímpicos, aunque tanto ella como su mamá reconocen que el recorrido no será fácil.

Foto: Cortesía

Si no fuese por la absoluta dedicación de Amarilis con su hija para alcanzar cada pequeña pero importante meta, sus destacadas actuaciones no serían posibles. González limita sus actividades laborales en ventas solo a las mañanas para acompañar cada tarde a su niña en las jornadas de entrenamiento, además, pide colaboraciones a clientes con pruebas y reconocimientos en mano para poder costear los implementos necesarios de la actividad.

«Cada club debería tener al menos un patrocinador porque hay niñas con mucho talento que no cuentan con el dinero para seguir con la práctica» expresó González, antes de mencionar que tanto su hija como cinco compañeras de equipo consiguieron en el club San Diego el espacio necesario para continuar con la actividad luego de que la agrupación «Estrellas de Carabobo», con la que participó en el Nacional de Valera , tuviera que irse del país.

Por lo pronto, Estefanía espera continuar cosechando éxitos para la obtención de una beca en el extranjero que le permita perfeccionar sus habilidades y de esa manera, obtener el protagonismo en otras latitudes que la acerquen aún más a sus sueños.

 




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