Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
La tarde del martes 19 de septiembre Richard Suárez recibió una llamada desde el Centro de Formación del Hombre Nuevo “El Libertador”, en Tocuyito, donde se encuentra recluido su hijo de 23 años que se llama como él. Se sobresaltó al ver el teléfono. Al otro lado era la voz de una mujer: “Debe traer acetaminofén y un antialérgico. Richard tiene un cuadro febril fuerte”, le dijo la enfermera. Al día siguiente se repitió la llamada, pero esta vez era para decirle que el joven tiene síntomas claros de paludismo.
Richard es uno de los 27 estudiantes de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) de Maracay, detenidos el pasado 22 de julio, y de los 10 que estuvieron en la cárcel El Dorado hasta el jueves 14 de septiembre, cuando fueron trasladados sorpresivamente a Carabobo.
Durante la reclusión en un calabozo del estado Bolívar, a tres de los muchachos se les diagnosticó paludismo. Se trata de Kevin Rojas, quien ha presentado mejoría; José Saldivia, aún muy debilitado; y Alex González, quien se mantienen complicado porque se le sumó un severo cuadro de gastritis. Antes de ser llevados a Tocuyito se le tomó la muestra de laboratorio a Enyer Matute, quien también presentaba síntomas claros de la enfermedad, pero el resultado no se lo entregaron.
La enfermera le pidió al padre de Suárez más acetaminofén, ácido fólico, guantes y un mosquitero. “Le dijo que por el cuadro que ha presentado durante los últimos tres días, y al venir de El Dorado, son muy altas las posibilidades de que padezca paludismo”, relató Thamara López, madre de Richard. Se espera que este jueves le hagan los laboratorios para confirmar o descartar el diagnóstico.
Su hijo es uno de los 22 estudiantes de la UPEL a los que el Ministerio Público les otorgó sobreseimiento de la causa el pasado 31 de agosto. Pero siguen tras la rejas.
