La policía china confirmó este martes que la detonación del pasado domingo dejó dos muertos y casi una veintena de heridos en una fábrica de Ningbo, en la provincia oriental de Zhejiang, fue provocada por explosivos ilegales.
Según la agencia estatal de noticias Xinhua, la policía aseguró que la detonación se produjo cuando un grupo de personas, cuya identidad no ha trascendido, manipulaban los explosivos con el fin de deshacerse de ellos.
El propietario de la fábrica, al que las autoridades buscaban hacía tiempo por fabricar y vender explosivos ilegales, fue arrestado ayer en la provincia de Hubei (centro).
El hombre, del que sólo se ha desvelado su apellido (Shan), confesó haber pedido a su familia en Ningbo desprenderse de los explosivos.
Mientras continúan las tareas de limpieza y reconstrucción en la zona, los afectados han sido realojados en otras zonas de la ciudad.