Comedor
Foto: Dayrí Blanco

Cada día es más difícil seguir adelante. En el comedor “Vivan los niños”, ubicado en el barrio José Leonardo Chirinos del sur de Valencia, la cocina está apagada por falta de gas y cada vez que llueve es imposible recurrir al plan b de siempre porque la leña se moja.

La consecuencia la sienten directamente los 180 niños y 20 adultos mayores con discapacidad que se benefician con desayuno y almuerzo en el lugar. Se trata de la iniciativa de Francisco Machado, quien como vecino de la zona conoce muy bien la realidad de las familias.

El 7 de septiembre de 2020 fue la primera vez que cocinaron en su casa para ayudar a los más necesitados. Lo hicieron con leña porque, como en la actualidad, no tenían gas.

Ya hace más de un mes que tienen la bombona vacía, y aunque han hecho todas las diligencias no han tenido respuesta favorable, por lo que tuvieron que prescindir de los desayunos. “La plancha para las arepas no la podemos poner en la leña, por eso solo estamos dando almuerzo”.

Pero hay días en los que todo se pone en su contra. Sin gas, con la lluvia que impide encender el fogón que suelen improvisar en la acera frente a su casa, y con apagones de hasta seis horas diarias que deja por fuera la opción de la hornilla eléctrica, tienen que mantener sus puertas cerradas.

Dependientes de las donaciones

Ellos quisieran ofrecer platos balanceados nutricionalmente, pero es imposible. Dependen de las donaciones que les llevan vecinos, amigos, particulares que se enteran del comedor o alguna empresa.

Pero no tenemos algo fijo. A veces nos traen la harina que le decimos piedra por lo dura que es, pero no tenemos relleno, y de repente alguien nos trae unas sardinas y resolvemos”, relató Manuel Aguiar, habitante de la zona y colaborador activo del comedor.

Foto: Dayrí Blanco

Él admitió que en varias oportunidades ha pensado que lo mejor es cerrar ante tantas dificultades. “Pero tenemos la fuerza y el entusiasmo que nos invita a seguir”.

Son varios los vecinos que colaboran y se turnan para cocinar. Trabajan con lo poco que tienen, hay enceres que son prestados, por lo que requieren de apoyo para comprar algunos implementos y poder seguir con la labor de dar de comer a 200 personas al día de la comunidad José Leonardo Chirinos I, y algunos que acuden de Mirandita y Las Flores.

No queremos que los niños sigan en estas condiciones porque de perderlos, perdemos la patria, perdemos todo”.




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