(Foto Dayrí Blanco)

Dayrí Blanco

Sonrisas tímidas pero sinceras surgían de repente. Todos recuerdaron con cariño a Luis Guillermo Espinoza durante el acto velatorio que le realizaron tras más de 24 horas de esperar la entrega del cuerpo. Las investigaciones de fiscales que llegaron desde Caracas y los estudios forenses retrasaron la despedida de «Totti».

Canciones cristianas alrededor del féretro entonaron quienes asistieron al velorio la mañana de este martes, mientras se preparaba todo para el homenaje que se le realizó en la cancha de fútbol en la que por ocho años se le vio correr y cuidar la arquería en San Diego.

«El muchas veces salía a protestar sin que su familia supiera. Lo hacía movido por la lucha por el país», relató Adonis Rumbos, amigo de Espinoza, quien solía acompañarlo a las manifestaciones.

Pero el 5 de junio no estaba con él. Desde ese día, cuando un funcionario de la Guardia Nacional le disparó en la cabeza, mientras participaba en el trancazo en El Tulipán, se alejó de las protestas. «No he vuelto a manifestar. No sé si vuelva a hacerlo».

Adonis Rumbos, amigo de Luis Guillermo Espinoza «Totti». (Foto: Dayrí Blanco)

Luis Guillermo se convirtió el domingo 13 de agosto en la víctima mortal número 21 en Carabobo durante las protestas que iniciaron en abril. Su madre, Zulmi Espinoza, se mantuvo por 71 días al lado de él. Siempre atenta a lo que los médicos decían y aferrada a la fe que la caracteriza.

Durante el homenaje que se realizó a su hijo no pudo evitar desplomarse. Lo hizo por ratos. Cuando se bajó de la carroza fúnebre en el Instituto Autónomo Municipal de Deporte de San Diego (Iamdesandi), abrazó a otra mujer con fuerza y lloró desconsoladamente por más de 10 minutos, mientras los compañeros de «Totti» se reunían alrededor del féretro en medio del campo de fútbol.

(Foto Dayrí Blanco)

Todos esperaron por ella con paciencia. Respiró profundó y caminó al centro de la cancha. varias palabras religiosas fueron exclamadas. Zulmi habló, dijo que su hijo ahora está del lado de Cristo y pidió a todos que no decayeran. «¡Fuerza Totti!», gritó como lo hacía cada vez que Luis Guillermo salía al campo a jugar, y todos entre llantos repitieron sus palabras entre aplausos. Una vez más ella se desplomó.

«Totti» era hijo único. Sus vecinos también lo recordaron entre lágrimas. «Era un muchacho bueno, siempre estaba pendiente de todos nosotros. Él hacía y vendía dulces con su mamá en el barrio. Nos los llevaba y pasaba después a cobrarlos. Un joven excelente en sus estudios, en el deporte y muy amoroso con su madre. Es una gran pérdida», dijo Mercedes González, quien veía el homenaje desde las gradas. No tuvo el valor para acercarse más.

Mercedes González, junto a otra vecina de «Totti» (Foto Dayrí Blanco)

Al salir del Iamdesandi, la caravana pasó por las calles de la comunidad José Gregorio Hernández, al sur de Valencia, donde vivía «Totti». De ahí fue llevado al cementerio El Oasis, en el municipio Libertador.




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