Dalrocy López. Foto Cortesía

Masacre, exceso policial y simulación de enfrentamiento, fueron los calificativos utilizados por los familiares de los siete hombres abatidos el pasado martes en el bloque 11 de Lomas de Urdaneta, en Catia, por parte de funcionarios del FAES-PNB que buscaban a los homicidas del oficial Luis Manuel Rizzo González.

Unos acudieron ayer a la Fiscalía General de la República y otros prometieron hacerlo después de los funerales, para denunciar sus casos.

En la morgue se encontraban este jueves los familiares de Aarón Wilkerman Istúriz Bracho (26), su primo Jairo Gabriel Istúriz López (27), Albert Isaac Subero Pérez (29), Julio César Alemán Tejar (20), Jhosmar Omarel Pineda Vargas (19) y Luis José García Rodríguez (21), haciendo los trámites para retirar los cuerpos.

Todos coincidieron en que un numeroso grupo de funcionarios tomó el bloque 11, que consta de dos torres. Estaban encapuchados, armados, no permitieron entrar ni salir a nadie y a los hombres los sacaron muertos, rumbo al hospital de Los Magallanes de Catia.
Aarón Istúriz fue sorprendido en el piso 6 cuando iba al apartamento de su mamá en el piso 7. Era hijo único, vendedor informal y su padre negó que se hubiera enfrentado.

Jairo Istúriz vivía con su padre en el piso 8. Su madre Dalrocy López contó que a las tres de la tarde una hermana la llamó y le dijo que “el FAES se metió en el bloque y estaba matando gente”.

La señora explicó que corrió hacia allá, porque no vive en el edificio, pero “no me dejaron pasar. Insultaron a las madres, les decían cállate vieja maldita, que también te vamos a matar. Cuando yo llegué mi hijo todavía estaba vivo”.

López admite que Jairo cometió un homicidio pero pagó cárcel en la PGV durante cinco años y salió en libertad en noviembre del año pasado.

Lo sacaron del apartamento, esposado. Dijeron que no lo iban a matar, que solo iban a hablar con el. Lo arrodillaron en el pasillo, le ordenaron que pidiera perdón y le dieron tres tiros, uno en el pecho, otro en el cuello y el último en un hombro, detalló.

Del apartamento no se llevaron nada, pero del apartamento de la suegra de Jairo, en el piso 15, sustrajeron un plasma, un play station, dos relojes y dinero.

-No es justo, están matando a los jóvenes, porqué no los llevan presos y los investigan primero? Es impresionante lo que hicieron en ese bloque, tumbaron puertas, destrozaron todo.

Albert Isaac Subero Pérez (29) se disponía a salir con su novia cuando llegó la policía a su apartamento en el piso 8.

Los golpearon, a ella la encerraron en un cuarto y a el en el baño. Cuando lo sacaron del apartamento dijeron que lo iban a “radiar”, pero lo llevaron a planta baja y le dieron tres tiros, dos en el abdomen y uno en el pecho.

Albert estudió hasta 5to semestre de turismo, pero abandonó la carrera para dedicarse a trabajar hace 5 años cuando nació su hijo.

Los familiares que preguntaban por ellos recibían la misma respuesta. Están heridos en el hospital de Los Magallanes de Catia. Allá les decían que llegaron sin vida.

Un vecino desde un piso alto tomó fotografías de los cuerpos apilados en la batea de una camioneta pick up.

A Julio César Alemán Tejar (20), lo mataron junto con un amigo en el piso 2, donde estaba de visita. Vivía en el bloque 22, no trabajaba, no dejó hijos y estuvo preso por droga durante dos meses en el Cicpc de El Valle.

Jhosmar Omarel Pineda Vargas (19) vivía en el piso 2 y según sus familiares lo mataron en la planta baja, “cuando iba a comprar pan”. Trabajaba barriendo las calles.

Luis José García Rodríguez (21) vivía con su padre en el piso 10. Cuando llegó la policía el padre abrió la puerta para evitar que se la tumbaran.

-Los dejé pasar para que buscaran lo que quisieran, pero hubo exceso policial, me sacaron de mi propiedad.

A Luis José lo mataron dentro del apartamento, le colocaron un arma al lado y dispararon en las paredes para simular el enfrentamiento.

Los familiares están recabando fotografías, evidencias y otros elementos para sustanciar sus denuncias ante Derechos Fundamentales.




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