Yanilse y Santos, padre y hermana de dos de los asesinados en el Ripial. Foto cortesía Diario de Los Andes

 Mariana Duque/Diario de Los Andes

Esperando justicia siguen las familias de quienes fueron asesinados en Apure en marzo de 2021, en medio de la confrontación armada entre grupos irregulares y la Fuerza Armada Nacional venezolana (FAN). Las versiones oficiales indican que quienes fallecieron eran integrantes de grupos subversivos, pero las familias de las víctimas insisten en que se trata de falsos positivos. Transcurridos más de nueves meses de aquel hecho, continúan exigiendo justicia.

El 25 de diciembre de 2021 se cumplieron nueve meses de los sucesos ocurridos en el sector de El Ripial. Allí murieron Emilio Ramírez (42), Ehiner Ramírez (20), Jeferson Ramírez Remolina (19) y Luz Dey Remolina, todos miembros de una misma familia. Los dos primeros eran hermanos, el tercero era hijo de Emilio, y la muer era la esposa. Su muerte se conoció a través de unas fotografías que circularon en redes sociales en las que aparecían con vestimenta militar y armamento sobre los cuerpos.

El Ministerio de Defensa emitió un blance general el 27 de marzo del 2021: «Seis terroristas neutralizados, veintisiete sospechosos puestos a orden del Tribunal Militar 14 de Control, otros doce detenidos y el decomiso de armamentos, granadas, municiones, explosivos, prendas militares, vehículos, drogas y equipos tecnológicos con información relativa a sus actividades”.

Según el presidente de la Fundación El Amparo y diputado jubilado de la Asamblea Nacional, Walter Márquez, quien trabaja en la investigación y defensa de los familiares de las víctimas, el Estado venezolano no ha avanzado en investigar lo ocurrido con la familia Ramírez Villamizar, ni tampoco con quienes fueron detenidos. Asegura que el fiscal de la República de Venezuela, Tarek William Saab, está encubriendo los hechos.

Márquez aseguró que a los cuatro se los llevaron en una operación comando de la Guardia Nacional, el Ejército, las FAES y el Conas. «Como a las 3:00 de la tarde del 25 de marzo se los llevaron de La Victoria y posteriormente aparecieron ajusticiados en el sector de El Ripial».

A nueve meses de esos sucesos, Márquez exigió al Fiscal del Ministerio Público una respuesta ante la comunidad nacional e internacional. «Tarek William Saab usted que ha sido defensor de los derechos humanos, está encubriendo este crimen de guerra, este crimen de lesa humanidad. Con la autoridad moral de haber sido su compañero de defensa de derechos humanos, le exhorto a que aclare esta grave situación. No puede quedar impune este crimen colectivo dentro de un conflicto armado en que la población civil se vio afectada por una confrontación militar entre grupos irregulares del vecino país, y las Fuerzas Armadas Nacionales”.

La falta de un pronunciamiento oficial sobre lo ocurrido con esta familia mantiene angustiados a sus familiares, quienes aseguran que no eran guerrilleros, sino obreros, trabajadores del campo, que vivían del día a día,  sin hacer daño.

La familia Ramírez fue llevada de su casa la tarde del 25 de marzo de 2021. Carlos Eduardo Ramírez

“Mis hermanos eran simples obreros”  

Yanilse Ramírez es la hermana mayor de Emilio Ramírez y Ehiner Ramírez. Es jubilada de la Alcaldía del municipio Páez, donde trabajó 18 años en diferentes instituciones como Jefatura Civil, Junta Parroquial y en Registro Civil de Urdaneta.

Vive a escasos metros de la casa de su padre y de su hermano Emilio. Ese 25 de marzo de 2021 los vio dos veces en la mañana, la última vez se encontraban a las afueras de la vivienda y les avisó que se acercaba la Guardia Nacional con tanquetas, que se guardaran para evitar cualquier situación, que ella también se guardaría.

Ramírez recuerda que los que llama “el gobierno”, funcionarios militares, de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) y el Ejército, llegaron el domingo 21 de marzo a las zonas Los Arenales, La Capilla, El Ripial, Santa Rosa y Santa Rita. La población escuchaba bombas y disparos, pero desconocían entre quiénes y para quiénes.

Eran las 8:00 de la mañana del  25 de marzo de 2021 cuando su hermano Emilio Ramírez llegó a su casa. Le preguntó por su hermano menor, Ehiner, quien había salido en una bicicleta a ver cómo estaba el pueblo. Como no sabían dónde estaba, se devolvieron a la casa, pero él ya estaba llegando. Fue la primera vez que los vio aquel día.

Posteriormente, entre las 10:30 y las 11:00 de la mañana se asomó en la esquina cerca de su casa y vio a sus dos hermanos y su cuñada. Los saludó y les dijo que venía el Ejército, tanquetas, “el gobierno” y que estaba encerrado todo el pueblo. “Émilio me dice si hermana, y yo digo, bueno guárdense, yo me voy a guardar. Yo me voy, escucho las tanquetas, le pido el favor a un vecino que se asome porque escucho las tanquetas por la otra calle. Cuando él se asoma y me dice que están las tanquetas, yo no veo nada. Le digo, están como al frente de donde Emilio, y me dice, si, pero no veo nada”.

 

Yanilse nunca pensó que en ese momento algo tan atroz le iba a ocurrir a su familia. Tienen más de 30 años viviendo en la comunidad de La Victoria, municipio Páez del estado Apure, y las únicas armas que les habían conocido era una guadaña con la que hacía algunos trabajos Emilio, y las herramientas usadas para el trabajo de obreros del campo que tanto Emilio como Ehiner utilizaban para su sembradío, humilde, pequeño.

Pasadas las 12:00 del mediodía del 25 de marzo una vecina le llega por la parte de atrás de la casa y le dice que se llevaron su familia, a sus dos hermanos, a su cuñada y a su sobrino: Emilio, Ehiner, Luz Dey y Jeferson. “Yo salgo corriendo desesperada porque alguien tenía que hablar por ellos. En la esquina me sale un sargento del Ejército, según sus insignias. Mi hermano fue militar. Él me dice, para dónde va, usted no puede pasar. Yo le digo que voy buscando las tanquetas porque se acaban de llevar mi familia. Yo corro y me dice, usted no puede pasar. Le digo, por qué, y me dice es una cosa de rutina, si ellos tienen algo que ver a ellos los van a dejar presos, si ellos no tienen nada que ver los van a devolver a sus casas. Entonces salgo corriendo por la otra esquina, igual me dicen. Me vuelvo a guardar, pido oración por mi familia porque se los habían llevado detenidos”, relata llorando.

Llegaron las 8:00 de la noche y la batería del teléfono de Yanilse estaba descargada, pues tenían tres días sin servicio eléctrico. Pide que le ayuden a cargar su celular porque no sabía nada de su familia, se lo devuelven con 5% de batería y le ingresa una llamada, en la que le informan lo que había ocurrido. Ya a esa hora todo el pueblo sabía que sus familiares habían fallecido y habían visto las fotografías que circulaban en las redes sociales. Ella tampoco sabía que su mamá, quien había padecido de cáncer, los había visto a través de esas mismas redes.

“A mi familia la masacraron, a mi familia la sacaron de esta casa, de esta casa los sacaron, los sentaron en ese tubo que está allá (señala hacia el lado derecho) y ahí los tuvieron mientras requisaban la casa, mientras sacaban las bombonas de gas, ¿para qué?

Pero Yanilse conoce la respuesta. «Las sacaron para ponerlas allá y decir que eran unos terroristas, y que con las bombonas se hacían bombas».

Al proseguir su relato aseguró que cuando los sacan el vecino del frente vio, el pastor vio, personas que pasaron por la calle vieron que se los llevaron. «Cuando yo salgo, ya se los habían llevado. El militar que habló conmigo me dijo, los van a llevar al 923, al batallón que está aquí en La Victoria. A ellos no los llevaron al batallón, porque todas las personas que están presas los llevaron. A ellos los llevaron y los masacraron, a ellos los mataron».

La familiar de las víctimas se preguntó: «¿Cuándo se ha visto en Venezuela que un grupo armado mate y cargue con los muertos? Ellos mismos llevaron los cuerpos a Guasdualito, cuando el encargado de eso es el Cicpc, es el que recoge los cadáveres”.

Los cadáveres

Los cuerpos de Emilio Ramírez, Ehiner Ramírez, Jeferson Ramírez Ramolina y Luz Dey Ramolina fueron trasladados a la morgue del Hospital José Antonio Páez de Guasdualito, estado Apure. Como no había cuarto frío, el patólogo los ubicó sobre un mesón. Eran cinco cadáveres, el de ellos cuatro y el de un joven panadero que estaba en la misma situación.

La comisión especial enviada por Nicolás Maduro a investigar los hechos, cuyos integrantes se encontraban en Caracas y en San Fernando de Apure, llegó a las 8:00 de la noche del sábado 27 de marzo. Las muertes ocurrieron el jueves 25 de marzo.  A las 12:00 de la noche uno de los funcionarios salió vomitando de la morgue y les dijo que tan sólo habían podido revisar un cadáver, por lo que todavía no podían entregar los cuerpos.

Al día siguiente, domingo 28 de marzo de 2021, la comisión llegó a la morgue a las 7:00 de la mañana, y una hora después, ya había revisado los cuatro cuerpos que faltaban. Para Yanilse Ramírez, ninguno fue revisado, pues todos tenían tiros de gracia, lo que a su juicio es una señal de que la respuesta estaba clara, no había sido un enfrentamiento.  “Ellos no hicieron nada, ellos simplemente vinieron a  darse cuenta que lo que yo dije fue cierto, mi familia fue masacrada, la sacaron de esta casa, los sentaron, los montaron en una tanqueta. Les pusieron cosas, armamentos, explosivos. Eso fue un falso positivo, todo lo que ellos dijeron es un falso positivo. Ellos querían tirarlos a una fosa, porque no hay pruebas. Yo logré con muchas personas poder retirar esos cuerpos. Querían que esos cuerpos se pudrieran ahí”.

Para Yanilse Ramírez lo más importante, ahora que no puede recuperar la vida de sus familiares, es que se limpien  sus nombres. “Mis hermanos dicen que murieron en un combate y miren la vestimenta que tenían. Un guerrillero no usa pantalón militar, porque esos pantalones eran militares, del gobierno venezolano, amarrados con cabuya. A parte de eso, qué gobierno tan preparado tiene Venezuela, que a mi familia la mataron con tiro de gracia, en la cabeza. Como familia yo  lo único que pido es justicia, que se limpien los nombres”.

Asegura que la única arma que utilizaba su hermano Emilio era una guadaña, y que la única arma que utilizaba su hermano Ehiner era la de trabajar en la agricultura. “Emilio Ramírez era un agricultor que todos los días trabajaba. Eyner era un futbolista que todos los días se iba a la cancha a jugar al lado de la policía. ¿Quién era Luz Dey? una mujer de hogar que todos los días estaba allí. ¿Quién era Yeferson? un niño que no había cumplido los 19 años, que lo único malo que hacía era irse a mi casa a estar conmigo”.

Lamenta que después de haberle servido durante 18 años al Estado, ahora le ocurra esto a su familia. “Le trabajé 18 años al gobierno, toda mi juventud y ¿con qué me pagan?, destruyendo a mi familia, ¿por qué destruyendo a mi familia?, mataron cuatro, mi mamá muere a raíz de eso, yo no me puedo quedar cruzada de brazos. Yo tengo que exigir justicia”.

Sigue esperando un pronunciamiento de alguna autoridad de la localidad. “Ni las fuerzas vivas de aquí de La Victoria que pertenecen al Psuv han dicho nada. El concejal es del Psuv, el alcalde es del Psuv, el gobernador es del Psuv, y ¿quién se ha pronunciado?, nadie”.

En control de cáncer de mama

Yuleiga es hermana de Emilio y de Ehiner. El 25 de marzo de 2021 se encontraba con su mamá (la progenitora de todos) en el médico para el control de cáncer de mama. Durante la mañana conversó con su hermano Emilio porque había rumores en el pueblo de que La Victoria iba a ser bombardeada.

“Yo hablé con él y le dije que el gobierno iba a bombardear La Victoria que por cuestiones de guerrilla y todo lo demás, le dije: papi por qué no se va, y me dijo, es que nosotros no debemos nada. Estamos en la casa y nosotros sentimos que estamos resguardados, y nosotros les dijimos pues váyase, hay mucha gente que está migrando, y él dijo no, yo creo que el peligro está en la calle, pero estamos en la casa y no vamos a irnos porque vivimos acá”.

En horas de la tarde su mamá recibió un mensaje vía whatssap con fotografías de sus hijos, yerna y nieto muertos. “Tomaron las fotos después de que masacraron a mis hermanos, mi cuñada y mi sobrino. A ellos les tomaron las fotos y empezaron a rodarlas por las redes sociales. Lo más triste fue que esa información se la enviaron directamente a mi madre, ella fue la que me dio la información porque nosotros no sabíamos, y yo decía, es imposible porque hablé con mi hermano esta mañana. Me dijo, vea las fotos. Cuando ella me mostró las fotos, dije lamentablemente nos toca”.

La madre de la familia Ramírez fue la primera en recibir las fotografías de sus hijos muertos, según relato de su hija Yuleiga. Carlos Eduardo Ramírez

Al enterarse se trasladaron hasta donde vivían sus hermanos y allí escucharon el relato de los vecinos. No entiende por qué agredieron a su familia si su hermano mayor tenía una siembra de plátano, y guadañaba, iba a donde le salieran contratos para limpieza; mientras que su hermano menor estaba en la casa cuidando 16 pollos para la alimentación de su mamá, quien producto del cáncer no podía consumir carnes rojas.

Yuleiga cree que la justicia divina llegará en cualquier momento,  aunque está clara en que Dios también dejó las leyes terrenales para que se haga justicia. “Yo creo en la justicia divina, lo creo, yo creo en Dios Todopoderoso porque ahí está la palaba de Dios. Él dejó las leyes terrenales para que se hiciera justicia, yo pido justicia”.

“Les dije que nos fuéramos”

Santos Ramírez es padre de Emilio y Ehiner Ramírez. Carlos Eduardo Ramírez

Santos Ramírez, de 68 años de edad, es agricultor y padre de Emilio y Ehiner Ramírez. El 21 de marzo familiares le dijeron que se fuera para Arauquita (Colombia) porque veían que “se iba a poner feo”, ya que escuchaban ráfagas de tiros y bombas. Él accedió a irse, y les dijo a sus hijos que se fueran con él, pero no quisieron porque tenían animales en la casa para cuidar, y no querían que se murieran.

Ramírez narra todo con claridad. “Llegaron, en la casa estaban el hijo mío, el nieto y la yerna, y en la casa mía como están pegadas estaba el otro hijo mío. Ellos llegaron y le preguntaron a un señor que la familia de ellos dónde está, y le dijeron que están aquí, pero el hombre no sabía lo que iba a pasar, sería como un capitán o un sargento. La hija mía cuando supo que se los habían llevado agarró a alcanzarlos y había unos soldados y le dijeron, ¿a dónde van? No hay permiso que pasen, no hay permiso.  Yo lo que pido es justicia. A mi hijo lo mataron, dicen que en El Ripial. Me mataron dos hijos, un nieto y la yerna, o sea que mataron cuatro”.

Según lo que ha podido conocer de los vecinos, sus hijos estaban dentro de la casa cuando llegaron con la tanqueta, les tocaron la puerta y al abrir los aprehendieron. “Se metieron a revolcar eso adentro, y después bajaron a donde el vecino, al vecino de él también le allanaron la casa.  La otra vecina cuenta que cuando ella llegó a la casa estaba todo ese gentido adentro, un irrespeto. Y a los hijos míos los montaron a la tanqueta y se los llevaron”.

“Encubren crímenes de guerra”

El presidente de la Fundación El Amparo y diputado jubilado de la Asamblea Nacional de Venezuela, Walter Márquez, asegura que en este hecho se están encubriendo crímenes de guerra, de los que el gobierno venezolano tendrá que responder ante la Corte Penal Internacional (CPI). “Nicolás Maduro usted se comprometió delante del fiscal Karim Khan (fiscal de la Corte Penal Internacional) a hacer justicia, cumpla la palabra, investigue y pida que sancionen a los responsables de este crimen colectivo, cuya cadena de mando empieza por usted mismo”.

 

El diputado jubilado de la Asamblea Nacional y presidente de la Fundación El Amparo, Walter Márquez, ha estado al frente de la investigación de lo ocurrido. Carlos Eduardo Ramírez




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