Foto: RRSS

Juan Esteban tenía ocho meses. Durante su poco tiempo de vida había sido un niño sano hasta el pasado 21 de marzo cuando fue diagnosticado con invaginosis intestigal. Un día después murió tras una presunta mala praxis médica en el Hospital Universitario Dr. Ángel Larralde (HUAL).

La historia de la familia Tortolero Castillo comenzó el 18 de marzo, luego que al bebé le dieran una sopa en el almuerzo. Después comenzó con vómitos y creyeron que se trataba solo de una mala digestión. Pero al seguir, decidieron llevarlo al «hospitalito» de San Diego. Después de ponerle tratamiento, volvieron a casa.

Sin embargo, casi al amanecer debieron regresar al hospitalito porque Juan Esteban no mejoraba. Incluso, comenzó a evacuar con sangre. En una tercera ida a ese centro de salud, los médicos deciden remitirlo al HUAL, también conocido como hospital Carabobo.

Tras hacerle un eco al bebé, en un recinto médico privado, los médicos del HUAL diagnostican una invaginosis intestigal, es decir, una afección en la que una parte del intestino se desliza dentro de otra y requería operación. Los médicos habrían advertido sobre los riesgos. En vista de que Juan Esteban sería intervenido quirúrgicamente, solicitaron a la familia una lista de insumos que debían llevar para la cirugía.

«En un principio, salió una doctora y me metió en un cuartito y me dijo que no habían operado al niño. No pudieron ponerle anestesia porque apenas fue ingresado a quirófano, entró en paro cardiorespiratorio y estaban reanimándolo. Al rato vuelve a salir la misma doctora, esta vez me habló desde la puerta y me dijo que habían intubado al niño, pero había entrado en un segundo paro, que buscáramos una cama en una Unidad de Cuidados Intensivos», contó la madre del bebé, Gabriella Betzabeth Castillo.

Con un informe médico en el que hablaba de tres paros cardiorespiratorio, la familia solo fue informada de dos, comenzaron a buscar en hospitales una cama en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP). Incluso, fueron hasta el Hospital Central de Maracay, como les habían sugerido en el HUAL. Pero fue en la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (Chet) de Valencia donde ubicaron un cupo para el niño.

La madre logró ver a su hijo: Tenía brazos y cabeza cubiertos con gasas. No se movía. Parecía un muñeco. Tenía muerte cerebral. Luego, la anestesiólogo la abordó: «Ya hablaste con todos los doctores, ahora me toca a mí darte la cara. Nosotros le pusimos la anestesia al bebé, él broncoaspiró su vomito, se le llenaron los pulmones de líquido y los drenamos. Hicimos todo lo posible».

Finalmente, Juan Esteban fue trasladado a la Chet. Fue evaluado y, según el médico, nunca le había llegado un bebé en esas condiciones. Tenía un pulmón colapsado. A las 9:16 p.m del 22 de marzo, Juan Esteban falleció.

Su familia cree que hubo una mala praxis médica, que denunciarán ante el Ministerio Público, aunque eso «no les devuelva a su hijo», un bebé a quien siempre recordarán sonriente, que comenzaba a gatear.




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