Elio Jesús Escalona Torres (28) murió en un supuesto enfrentamiento con funcionarios del Cicpc en el interior de su residencia en la cuarta calle del sector Carapa, en Carapita, Antímano, pero sus familiares niegan la versión policial.
Admiten que Escalona estuvo preso en el año 2014, acusado de homicidio, pero lo dejaron en libertad a los pocos días.
Su esposa Yeraldine Ochoa relató que ellos estaban durmiendo a las 6:00 a.m del sábado, y la puerta de la casa fue derribada a mandarriazos. Ambos fueron sacados descalzos, en ropa interior, lanzados en el piso de la sala, pero los policías no sabían que en uno de los cuartos dormía el hijo de la pareja, un niño de 11 años, que se levantó y llegó a la sala, para sorpresa de los funcionarios que le gritaron “dale pá allá”.
Escalona estaba arrodillado, con una franela cubriéndole el rostro, clamando y jurando por sus hijos, que era inocente.
Los funcionarios sacaron a madre e hijo a la calle, desde donde escucharon las detonaciones provenientes de la casa.
«En mi casa no había arma, mi esposo no se enfrentó. Se llevaron 300 mil bolívares que estábamos reuniendo para comprarle a los niños los estrenos en diciembre, un caucho de la moto y los celulares», dijo Yeraldine Ochoa en la morgue.
Aunque ella sabe que las autoridades están instruyendo un expediente, después del entierro acudirá a la Fiscalía para pedir que se investigue el caso, porque está segura que no hubo enfrentamiento. Aunque fuentes policiales indicaron que Escalona tenía un expediente abierto y será sometido a reconocimiento post mortem.
Escalona trabajaba en una línea de mototaxistas en Sabana Grande y dejó dos hijos, el varón de 11 años y una hembra de 6 años.
