El suizo Roger Federer regresó con triunfo al Roland Garros, tras un año de ausencia, y se impuso en primera ronda al uzbeko Denis Istomin por 6-2, 6-4 y 6-3 en una hora y 33 minutos de acción.
Camino a cumplir los 40 años, el otro ganador de 20 Grand Slams, junto con el español Rafael Nadal, dejó entrever buenas sensaciones en la pista central de París, donde fue aclamado por el escaso público que la pandemia permite.
En su cuarto duelo de la temporada, el helvético sumó su segunda victoria del año ante un rival que apenas le creó problemas, lo que no permite discernir el nivel de forma real de Federer. De hecho, desde 2003 no pierde en una primera ronda en un grande, y con este triunfo se convierte en el primer tenista que atesora 70 victorias en cada uno de los Majors.
Federer, que esta temporada solo había jugado un partido sobre tierra batida, que perdió frente al español Pablo Andújar en Ginebra, se medirá por un puesto en tercera ronda contra el vencedor del duelo entre el croata Marin Cilic y el francés Arthur Rinderknech.
El ganador de la edición de 2009, que busca conquistar por segunda vez el único grande que solo ha levantado en una ocasión, sigue siendo un imán para el público francés. Sus desplazamientos por el circuito atraen a masas de espectadores, mantenidos a distancia en esta edición por las restricciones ligadas a la COVID-19.
Su última presencia en la central de Roland Garros fueron las semifinales de 2019, en las que fue derrotado en medio de la ventisca por Nadal, camino a su duodécima (12) Copa de los Mosqueteros. Asimismo, vale acotar que, su potencial rival en octavos de final es Novak Djokovic y, de superarlo, podría tropezarse de nuevo con el balear en semifinales.
El suizo aseguró que durante su baja por lesión apenas se aburrió porque «cuando tienes cuatro hijos siempre hay cosas que hacer», a lo que sumó su recuperación de la lesión y las restricciones de la pandemia. «Después de tantos años viajando no está mal pasar un poco de tiempo en casa, en familia», señaló.
