Coral Gables, Florida (VIP WIRE)

 “Poesía es igual a todo lo demás, pero dicho con belleza”… Enrique Jardiel Poncela.

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 En el principio de los tiempos, la gente se angustiaba tratando de inventar el deporte. Les hacía mucha falta…

El deporte se adelantó al esperanto.

La gente del deporte está reunida en Convención permanente en todo el mundo.

El beisbol tiene aromas de bouquet.

Quien mejor habla de beisbol es la pelota.

Cuando Papa Dios no quiere ver beisbol, llueve.

Beisbol es volar sobre los innings de la imaginación.

El novato se abre paso a través las huellas que van dejando los veteranos.

Todavía existe la discriminación… Jamás juegan con pelotas negras.

La televisión saca al beisbol del estadio y se lo lleva de paseo por muchas partes del mundo.

Cuando el lanzador suelta la pelota comienza el destino.

La recta alta y adentro tiene peligro de boxeo.

En películas y telenovelas son imprescindibles los villanos… En el beisbol son imprescindibles los umpires.

Mientras la pelota va y viene descansa el chief umpire.

Los umpires tienen que ser perfectos en el día de la inauguración, e ir mejorando después consistentemente en cada juego.

Cuando uno va al beisbol todos los días, se gozan semanas de siete domingos.

La pelota va en su vuelo de jonrón impulsada por la energía que provoca el escándalo del publico.

Cada carrera anotada es un paso hacia la felicidad.

Cuando conectan triple, todos en el campo están muy apurados.

Los roletazos van bordando el infield.

Durante el double play, la acción es un ballet con música de cámara rápida.

Triple play… es decir, ¡out todo el mundo!

El foul es una pelota que sufre de miedo a los fildeadores.

El fanático para el pelotero es lo que el combustible para el jet.

Los fanáticos son las abejas de un panal llamado campo de juego.

El fanático y el pelotero son socios para lograr un exquisito espectáculo.

El estadio es un monstruo que se traga a los fanáticos, los digiere, los procesa, los deja divertirse y después, a las tres o cuatro horas, los expele.

El éxtasis en el beisbol consta de nueve innings… Pero si uno se porta bien juegan unos innings extras.

El anotador oficial es El Historiador Desconocido.

No hay bigleaguer pobre, igual que, por aquello del chorizo, no hay fabada señorita.

El pitcher y el catcher, como el cura y el monaguillo, no deben enojarse entre sí.

Ningún diplomático en la historia ha hecho por América Latina, lo que cada latinoamericano bigleaguer en Estados Unidos y cada torero latinoamericano en España.

El beisbol alcanza para todos.

Dios sabe bien lo que hace…: Por cada Barry Bonds o Mark McGwire que mandó a este mundo, envió millares como Teodoro Higuera, Cal Ripken y Johán Santana.

Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.




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