Un  dos de diciembre de 1952, el Teniente Coronel Marcos Pérez Jiménez, después de desconocer, con  la complicidad de un CNE corrupto y complaciente, el triunfo de URD en las elecciones convocadas para elegir a los diputados de la Asamblea Nacional, asumió arbitrariamente la presidencia de la República. Desde esa fecha infausta hasta el 23 de enero de 1957, el 2 de diciembre fué declarado “fiesta nacional” y todas las obras públicas realizadas por ese gobierno se inauguraban    rigurosamente el 2 de diciembre de cada año como conmemoración del ascenso al poder del Teniente Coronel Marcos Pérez Jiménez.

Un 28 de octubre de 1922, las bandas armadas de Benito Mussolini marcharon hacia Roma para adueñarse del poder. Ese golpe de Estado, mejor conocido en el mundo entero como “la marcia su Roma”, selló el inicio de la dictadura fascista que duró veinte años, llevando a Italia a la guerra más desastrosa de toda su historia.

Murieron más  de tres millones de personas y el país quedó totalmente destruido. Pues bien, durante el período del fascismo y hasta el 25 de julio de 1943  fecha de la caída de Mussolini, el 28 de octubre, aniversario del golpe perpetrado por esas bandas del “Duce”, se celebró como  fiesta nacional. Un 4 de febrero de 1992, el Teniente Coronel  Hugo Rafael Chávez Frías intentó, a través de un sangriento golpe de estado, de derribar el gobierno de Carlos Andrés Pérez, discutible hasta que se quiera pero legitimamente elegido por el pueblo. Fué detenido, pero en 1994 y. gracias a una amnistía generosamente e inexplicablemente otorgada por el presidente Caldera, fué puesto en libertad y, cosa sencillamente inaudita, no  fué despojado  de sus derechos constitucionales. Y así formó un partido político llamado MVR  y se presentó a las elecciones, ganando la presidencia de la República. Tomó posesión de su cargo el 2 de febrero de 1999 y desde ese preciso momento, el 4 de febrero, aniversario de la sangrienta intentona golpista, fué declarado “fecha nacional” bajo el impactante nombre de “Día de la dignidad”. Son  coincidencias que llaman la atención!

Claro está, que en un sistema democrático celebrar como “fiesta nacional”una intentona golpista que ha enlutado a hogares venezolanos, no es lo máximo! Sin embargo, para tratar de justificar esa decisión, el oficialismo se apresuró a declarar que lo ocurrido el 4 de febrero de 1992 no fué un intento de golpe de estado sino un “golpe de opinión”. Lástima que un “golpe de opinión” haya provocado tantos muertos! Ahora bien, para completar el cuadro de las celebraciones…revolucionarias, yo creo que la pregunta brota espontánea: ¿éstas son realmente “ fiestas nacionales” o son mas bien “fiestas…patrioteras”?

Que cada quien en su propia conciencia se dé una respuesta.

Desde Italia  –  Paolo Montanari Tigri




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