Fin del 2024: incertidumbre y economía, el curso de un bucle de dolor

En nuestro país la economía ha coexistido con la entropía, el caos y el desorden. Dar alguna proyección económica resulta en un acto de audacia académica, profesional y axiológica, pues no contamos con datos reales y confiables por parte del Banco Central de Venezuela

“La sociedad que antepone la igualdad a la libertad no tendrá ninguna de las dos cosas. La sociedad que antepone la libertad a la igualdad obtendrá una gran medida de ambas”
Milton Friedman.

La economía como ciencia social dura requiere del orden institucional, no por ello etimológicamente significa poner la casa en orden. En nuestro país la economía ha coexistido con la entropía el caos y el desorden, eso que Nicholas Nassim Taleb, ha definido como antifragilidad. En nuestro país dar alguna proyección económica resulta en un acto de audacia académica, profesional y axiológica, pues no contamos con datos reales y confiables por parte del Banco Central de Venezuela. Esa ausencia total de información, aunada a la opacidad, configuran un cuadro de imposibilidad profesional para evaluar los resultados de un año marcado por la incertidumbre, la ausencia de instituciones y la violencia postelectoral de un Estado devenido en gansterilidad.

Las tres marías de la economía en Venezuela.

Acudiendo al dicho popular, tomado de los evangelios e incorporados a los hechos del habla pública, las tres Marías lacrimosas de nuestra economía son la inflación, el tipo de cambio y el crecimiento económico. De la inflación Venezuela atravesó la antigualla de una marcada hiperinflación, que asoló al país desde 2017, hasta 2022.

En 2024 hemos visto la ralentización de la economía, pagando el coste del crecimiento económico y sobre la desaparición del ingreso del venezolano, somos una sociedad con más de dos años sin ajuste de salario, que presenta la pústula de cinco millones de funcionarios públicos, escindidos de salario y mendigantes de una plataforma digital, insegura, discrecional, creada más para el control social que para el bienestar de los trabajadores, a un día de culminar el mes de diciembre, aun el Banco Central de Venezuela no publica cifras oficiales de inflación, agencias independientes nos presentan una inflación para noviembre de 12.5% intermensual, 67% interanual y 60% acumulada, sin embargo lo importante no es enfrascarnos en los guarismos de la inflación, es que la misma se controla anclándola al proceso de destrucción del crecimiento económico y del concomitante ciclo de desplome del poder del ingreso, cerraremos este año con 25% oficiales de inflación y el 2025, puede ubicarse entre 30 y 35%, de mantenerse la misma conducta de sacrificio del crecimiento.

El tipo de cambio, ha sido el óbice de la política económica, un año marcado por brechas que para la publicación de esta columna superan los veintinueve puntos porcentuales (29%), dan cuenta de la necesidad de lograr equilibrios en la gobernanza política y la económica, sin un marco claro de institucionalidad es muy complejo, casi imposible que la economía se remonte a cifras cercanas a un tipo de cambio de equilibrio, esta realidad causa graves distorsiones, en una economía dolarizada de facto, de manera imperfecta y además desigual. Una economía en donde el dólar, pierde poder de compra, a causa de la sobrevaluación artificial devenida de la inviable praxis de las intervenciones económicas.

En materia de crecimiento, cualquier dato positivo en términos relativos, es decir porcentuales parecerá un logro hercúleo, pues venimos de una contracción del 75% del producto interior bruto (PIB), un crecimiento del 4% al 4,5%, parece una meta estupenda, pero venimos de estar en terapia intensiva y ahora estamos en una suerte de terapia intermedia, reitero de nuevo, sin contar con instituciones sólidas la economía no puede mostrar signos de recuperación, “ no hay economía sin instituciones” .

En fin, la economía venezolana es una tarea del corto plazo, inmediata, de apagar fuegos, es un cuero seco, se pisa por un lado y se levanta por el otro, la incertidumbre le imprime una tesitura espesa, pesada y difícil de sondear a este agujero negro de una economía que funciona, bajo las más hostiles condiciones de la anomia y anarquía institucional, los galardonados por el premio Nobel de Economía, Acemoglu, Robinson y Johnson, llegaron a la conclusión de que las instituciones solidas producen prosperidad y bienestar, he allí el bucle histórico con Douglas North en 1999, quien desarrollo una manera de estudiar la economía a la luz de la existencia de instituciones firmes, confiables y robustas que propendan en confianza social.

Culmina otro año más de estos 26 años, en los cuales la economía es la asignatura pendiente de la involución chavista.

Referencias.
North, D. (2000). La nueva economñia institucional y el desarrollo. México: FUNDES.
Taleb Nassim, N. (2023). Antifrágil, las cosas que se benefiian del desorden. Madrid: Paídoo.
X @carlosnanezr
IG @nanezc

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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Carlos Ñañez
Carlos Ñañez

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