Dibujo de la sala del tribunal con los acusados sentados en el banquillo del Palacio de Justicia de París. Foto archivo: AFP/Beloit Peyrucq

El Tribunal de lo Criminal de París condenó hoy en apelación a cadena perpetua al terrorista marroquí Ayoub El Khazzani, que en agosto de 2015 trató de cometer una masacre en un tren Thalys que circulaba entre la capital belga y la francesa, la misma pena que se fijó en primera instancia.

En su veredicto, los jueces acompañaron la cadena perpetua de un periodo mínimo de 22 años entre rejas antes de que pueda solicitar acogerse a cualquier beneficio penitenciario.

El tribunal también impuso a El Khazzani, que tiene ahora 33 años, su expulsión definitiva de Francia cuando salga de la cárcel.

Cuando se le concedió la última palabra antes de que los magistrados se retiraran a deliberar, este hombre que estuvo viviendo un tiempo en España -donde está instalada buena parte de su familia- dijo lamentar lo que hizo y sentir «vergüenza».

Los hechos se remontan al 21 de agosto de 2015, cuando se subió en Bruselas a un tren Thalys procedente de Amsterdam que iba con destino a París con una bolsa en la que llevaba un fusil de asalto Kalashnikov, una pistola y un arma blanca.

Cadena perpetua

Tras montar las armas en un baño, varios pasajeros se dieron cuenta de que se preparaba para cometer una matanza y se abalanzaron contra él para reducirlo, entre ellos dos jóvenes militares estadounidenses de vacaciones en Europa, con un amigo suyo.

Este atentado sirvió de base para la película «The 15:17 to Paris» del cineasta estadounidense Clint Eastwood. Detrás de los preparativos de la acción terrorista estuvo Abdelhamid Abaaoud, el lugarteniente de una serie de ataques yihadistas en París (2015) y Bruselas (2016) en los que murieron más de 160 personas reivindicados por el Estado Islámico (EI).

En 2010 su familia se mudó de Marruecos a Algeciras (sur de España) y él se trasladó algo más tarde allí.

Los servicios secretos españoles lo ficharon, en particular por sus discursos islamistas en la mezquita de Algeciras a la que acudía con su hermano, que era tesorero y que fue expulsado de España en 2014.

El Khazzani se fue de España a trabajar unos meses a Francia y luego estuvo en Bélgica durante un año, alojado por una de sus hermanas hasta que marchó a Siria a los campos de entrenamiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI) antes de volver a Europa en el verano de 2015 para cometer el atentado.




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