De una falta que dejó muchas dudas nació el primer gol en la final de la Copa del Mundo 2018. Mario Mandzuckic desvió un centro de Antoine Griezmann a pelota parada, como ha sido la constante a lo largo de todo el certamen, y Francia tomó ventaja al minuto 18 del compromiso.
El árbitro Néstor Pitana cobró una infracción al propio Griezmann que las posteriores repeticiones dejaron en evidencia. El atacante francés cayó el piso ante un dudoso contacto de la defensa croata y el juez argentino no dudó en sentenciar el disparo a unos 35 metros del arco báltico.