Seis años de impunidad en la muerte de Génesis Carmona. (Foto: Archivo)

El 19 de febrero de 2014, Venezuela lamentaba dos muertes. La primera, la del Tío Simón (el cultor y cantautor Simón Díaz), quien dejó este plano a los 85 años. La segunda, a manos de un mercenario “franela roja”, militante del PSUV, la de la hermosa modelo de 22 años, Génesis Carmona.

Del primero se echó de menos su ausencia artística, pero eran 85 años bien vividos y puestos al servicio de la venezolanidad. En el caso de Carmona, primó la juventud, el futuro, mucho camino que recorrer. Pero, de pronto, todo quedó truncado. La causa: una bala.

Este año se cumplieron seis años desde el fatídico día y aún Venezuela no se acostumbra a la repentina ausencia de Génesis, quien como muchos jóvenes, vestidos con franela blanca y gorra tricolor, pedían un cambio en Venezuela, más democracia, mejor futuro, mayores condiciones para desarrollarse y, sobre todo, calidad de vida.

Un día antes, el martes 18 de febrero, Valencia quedó abismada. La concurrida avenida Cedeño era un mar de confusión en el que un enjambre de muchachos corrían de un lado a otro, al escuchar detonaciones de balas provenientes de un grupo de motorizados que aparentaban ser militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

La aparición de las «franelas rojas»

De un momento a otro, la esperanza que plenaba la manifestación pacífica opositora contra el Gobierno de Nicolás Maduro quedó ensombrecida. Un grupo de personas, entre ellos una masiva cantidad de estudiantes, acudió a la movilización que partiría de la avenida Cedeño y que debía llegar a la Plaza de Toros, al sur de la ciudad.

No obstante, la manifestación no pudo llegar a su final, cercos militares impedían el paso; miles quedaron atrapados en la Cedeño en horas de la mañana y, en medio de la lucha, los gritos de protesta y las pancartas, los motorizados “franelas rojas” aparecieron para ejecutar el plan macabro los efectivos desaparecieron, todo parecía parte de un plan macabro.

Ya los relojes marcaban las 3:30 de la tarde cuando estalló el terror. Volaban botellas, piedras y tiros, disparados por los colectivos hacia los manifestantes.

A la altura de la estación Cedeño, del Metro de Valencia, había carreras de gente temerosa que hacía el trayecto hasta las tiendas del Centro Comercial Cedeño a modo de resguardo, mientras otros se lanzaban al suelo. Hasta que una ráfaga de balas acabó con la protesta pacífica que exigía un mejor país.

Uno de esos disparos alcanzó a una joven inocente. Se trataba de Génesis Carmona, la estudiante, la de los 22 años, quien se precipitó al suelo, mortalmente herida, al término de su primera y lamentablemente última protesta.

Su prima Andenyl Barbosa la acompañaba. Relató que la joven preparaba su viaje para irse a vivir a Estados Unidos. Su madre, María Eugenia Tovar, temía que su hija perdiera la vida en manos de la delincuencia que azota al país, pero el deseo se esfumó. La mujer perdió a su hija que salió a luchar por su país.

Un tiro mortal

Carmona recibió un disparo en la cabeza. En el momento recibió la ayuda de un motorizado que la llevó en sus brazos hasta la clínica Rafael Guerra Méndez.

El médico jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico, Carlos Rosales, se encargó de confirmar la muerte de la joven el 19 de febrero, pasadas las 12:00 del mediodía, un día después de la protesta.

El médico, en esa oportunidad, informó que el proyectil quedó en el cerebro de la joven, y causó daño encefálico con sangrado profundo. De haber sobrevivido, habría perdido la visión, explicó.

El dolor para Venezuela fue doble. Se fue el Tío Simón, pero vivió, vivió mucho, envejeció. Y también se fue Génesis, cuya ausencia dejó adolorida a su familia, pero también a la Venezuela joven que lucha y que quiere Democracia.

En diciembre de ese 2014, la madre, María Eugenia Tovar y su otra hija, Alejandra Carmona, ya se habían ido a Estados Unidos. Allá estaban tramitando su petición de asilo político. Y allá siguen.

No se ha hecho justicia

“No hay justicia en Venezuela”, detalló María Eugenia en diciembre de 2014, durante un foro sobre derechos humanos en Florida.

“En videos y fotos se ven los rostros de los asesinos de mi hija, pero el Gobierno no ha hecho nada”, comentó. Para el momento había un solo investigado, en libertad con régimen de presentación cada 15 días. Su nombre: Juan Maza.

A seis años del asesinato de Génesis Carmona, el caso sigue igual. No hay nadie preso, no hay juicio, no hay culpables, ni fiscal ni tribunal que lleve la causa.

A la fecha, el mismo joven estudiante de Economía de la Universidad de Carabobo y dirigente juvenil del PSUV aparece como único investigado, pero por presunta complicidad. Se le aprehendió el 1 de abril de 2014.

Los fiscales 44° y 146° del Área Metropolitana de Caracas, Rubén Pérez y Yackeline Mata, ratificaron la acusación contra Masa por ser cómplice no necesario del delito de homicidio intencional calificado con alevosía por motivos innobles y asociación para delinquir.

Por el caso, al acusado se le dictó medida cautelar de presentación cada 15 días en la instancia judicial. Así lo autorizó el Tribunal 36 de Control de Caracas. Y nada más ha pasado.

Responsabilidad gubernamental

Para el 16 de febrero de 2014, el entonces gobernador de Carabobo, Francisco Ameliach, llegó a escribir un tuit en el que llamaba a las llamadas Unidades de Batalla Bolívar-Chávez (UBCH) a preparar un “contra ataque fulminante contra los fascistas”.

El 18 de febrero, un grupo de motorizados afectos al chavismo, atacó a los manifestantes de la avenida Cedeño hasta con disparos. Aquello se cobró la vida de Génesis, quien se destacaba como estudiante de Ciencias Sociales, mención Mercadeo en la Universidad Tecnológica del Centro de Valencia (Unitec).

Pero también destacaba como modelo, al punto de que, a sus 21 años, resultó electa Miss Turismo Carabobo, recorrió pasarelas en diversos eventos de moda y hasta fue precandidata al Miss Venezuela en el año 2010.

 




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