El centro de Rio de Janeiro se convirtió este martes en el escenario de una batalla campal, donde la policía antidisturbios tiró gases lacrimógenos y bombas de ruido para frenar una manifestación de funcionarios públicos y agentes policiales contra las medidas de austeridad con las que el gobierno estatal busca evitar la bancarrota.
Entre los manifestantes, había agentes de la policía que no reciben sus salarios completos desde hace meses, funcionarios de la sanidad pública, jubilados y personal del sistema judicial.
La mayoría de los individuos protestaban de forma pacífica en las afueras de la Asamblea Legislativa, pero imágenes de televisión mostraron a un grupo tratando de saltar las barreras que protegían la entrada del recinto, donde los diputados regionales discutían medidas de austeridad.
La violencia estalló cuando grupos de jóvenes encapuchados quemaron basuras, prendieron fuego a un autobús que estaba ya sin pasajeros y atacaron a la policía, que replicó con bombas de ruido y otras medidas de contención.
La multitud corría asustada por las constantes detonaciones, muchas tiendas bajaron sus persianas y el tráfico disminuyó en las calles céntricas, normalmente muy transitadas a esas horas.
Entre las medidas que estudia el Legislativo del estado de Rio figura un aumento, de un 11% a un 14%, de las retenciones de jubilación para funcionarios, así como recortes de personal y la privatización de la compañía de saneamiento de aguas, Cedae.
La primera economía de América Latina, atraviesa una recesión histórica, que sumada a la fuerte caída de los precios del petróleo, afectó especialmente al estado petrolero de Rio.