Equilibrium Terra se enfoca en los accidentes ofídicos que vienen ocurriendo en la entidad en los últimos meses, pues una de las metas es crear en San Cristóbal un banco de antivenina, o como se conoce en el argot popular, suero antiofídico, en razón de que Táchira ocupa el segundo lugar a nivel nacional en accidentes ofídicos, después de Trujillo.

El herpetista y profesor universitario de la Universidad Experimental del Táchira del Táchira (UNET) Leandro Pirela, integrante de la fundación,  explica que el tratamiento antiveneno se obtiene mediante el veneno de la serpiente inoculado a las especies equinas, allí hace reacción inmunológica, se le extrae la sangre al caballo y se realiza un proceso para elaborar el suero antiofídico, que es el polivalente, para el cual se utiliza el veneno de dos tipos de serpientes, cascabeles y mapanares, por lo que es medianamente efectivo.

Leandro Pirela, herpetista

Dependiendo de la mordida que las personas reciban, puede llegar a requerir hasta cinco dosis de suero antiofídico, de allí la necesidad de crear un banco de suero antiofídico, a fin de brindar ayuda a quienes lo requieran y, a la vez, poder reponerlo,detallló.

Pirela resalta que en la entidad es muy reducida la cantidad de dosis disponibles, por lo que algunas personas han terminado con sus miembros amputados, con lesiones graves, problemas renales y otros han muerto al obtener el anti veneno muy tarde.

El especialista destacó que el suero Biotefar es bastante complicado de conseguir, porque está destinado en primer lugar a las Fuerzas Armadas, en vista que ellos están en actividades de campo.

Preocupación por matanza a serpientes 

El hecho de que Táchira y Trujillo son regiones de producción agrícola, hace que haya mayor número de accidentes ofídicos en ambas regiones, pero sucede que muchas personas creen que matando a las serpientes reducen el accidente. 

«Como matan de manera indiscriminada, muchas veces se van serpientes que se alimentan de otras serpientes y que para el ser humano son inofensivas. En el estado Táchira hay una serpiente que se llama Tuqui, o ratonera negra, que es inofensiva, pero ocurre que al matarla están matando al control biológico de especies venenosas», detalla.

La coral macho en estado adulto se come mapanares, pero al matarlas se reduce a una serpiente que puede comerse entre 5 y 10 mapanares en un mes.  La serpiente cazadora rabo negro, que se encuentra hacia la zona del Tamá, es también cazadora de mapanares. «Hay personas que las matan porque simplemente la ven que es más brava,  en realidad este tipo de serpiente puede llegar a comerse tres mapanares adultas o hasta 10 pequeñas, en un mes, narra Pirela».

Leandro Pirela comenzó a los 10 años a formar parte de una agrupación de rescate de ofidios en Valencia. Era una fundación en donde se formó en la parte de educación ambiental.

Gracias a varios cursos dictados a campesinos del Táchira por la Fundación Equilibrium Terra en zonas de montaña se han logrado salvar a varias serpientes que  no son venenosas, ejemplifica Pirela. Los participantes de los cursos avisan qué tipo de especies consiguen y  luego las liberan.




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