(Foto Referencial)

Después de al menos 33 días sin clases, los alumnos vuelven a las aulas en medio de un panorama desalentador que se repite y se ha recrudecido en los últimos años: falta de profesores, docentes mal pagados, mala infraestructura educativa, pensum desactualizado y falla en el funcionamiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE).

Sobre el éxodo de profesores, Orlando Alzuru Mendoza, presidente de la Federación Venezolana de Maestros (FVM) explica que de los 300 mil maestros activos en el país, entre 30% y 40% han abandonado las aulas, es decir, al menos 90 mil profesores.

“Este número no representa a los que se han ido del país, claro que se han ido muchos, pero esta cifra es la cantidad de maestros que ya no ejercen su profesión porque no les da para vivir si solo ganan entre 3 mil y 8 mil bolívares soberanos”, aseguró.

Las clases fueron suspendidas el pasado 4 de diciembre debido a las elecciones de concejales y como resalta Carlos Cedeño, integrante de la Red de Padres, Madres y Representantes, todos los centros educativos tuvieron que cerrar sus puertas aunque no fueran centro electoral.

Esto hizo perder a los estudiantes cinco días de clases oficialmente, aunque algunas instituciones educativas no retomaron sus actividades y tomaron vacaciones decembrinas, de las cuales -asegura Cedeño- no se sabe cuántos profesores volverán.

Hay un déficit de docentes terrible, que hace que muchos niños en edad escolar no tengan maestras o que en bachillerato no tengan profesores en materias «duras», como física, química y matemática, detalló Cedeño.

En cualquier momento del año abandonan las aulas, sobre todo en período vacacional cuando la gente piensa la opción de irse, porque no les da la remuneración económica. Veremos cómo amanece el inicio de clases 2019”, señala el representante de la Red de Padres, Madres y Representantes.

El otro desafío que presenta el 2019 es que los pocos maestros que pertenecen a una comunidad educativa puedan asistir regularmente a ella, sobre todo en las áreas suburbanas, por las dificultades de trasladarse.

Cedeño indica casos en los que los docentes sólo van 2 ó 3 veces por semana, por la falta de transporte o porque el costo del pasaje supera su capacidad de pago.

Este déficit no se resolverá en un corto período de tiempo, porque las escuelas para estudiar la carrera docente están vacías, asegura el representante de la Red de Padres, Madres y Representantes.

La interrupción de las actividades, desde el 4 de diciembre en la mayoría de los casos, también impide el cumplimiento del cronograma escolar.

“Debido a la suspensión de clases, ya no se cumplirán los 200 días del cronograma.
Esto fue una irregularidad porque 80% de las escuelas no eran centros electorales, sólo 20% sí y no se debió ordenar la paralización de todos los planteles del martes 4 al martes 10 de diciembre”, manifiesta Cedeño.

Las clases “incompletas” afectan aún más la calidad de la educación, ya “golpeada” por factores como la ideologización educativa, la carencia de infraestructura adecuada, “la “irrelevancia” de desarrollar conocimiento, según señala Olga Ramos, profesora y analista de políticas públicas en Educación.

Sobre la falta de docentes, Ramos indica que antes de que comenzara el primer periodo del presidente fallecido Hugo Chávez, había carencia de maestros en física, química y matemáticas, que ahora se ha extendido a otras materias por los bajos salarios y el incumplimiento de las contrataciones colectivas y porque la carrera para convertirse profesional de la enseñanza dejó de ser “atractiva” porque ya no garantiza estabilidad laboral.

ELEVADOS COSTOS EDUCATIVOS 

Cedeño señala que los alumnos también han abandonado las aulas por los elevados costos de las mensualidades, en el caso de los centros privados, o porque las familias no pueden darle comida a sus hijos para que se alimenten en la escuela durante sus clases. Además, del ajuste constante de las cuotas por la inflación.

Ramos comenta el caso de una escuela de Delta Amacuro que fue parcialmente arrastrada por el río que aún funciona gracias a las reparaciones que hizo la propia comunidad pero a la que los niños de todas las comunidades waraos no pueden asistir porque en esa zona el transporte es fluvial y carecen de

Con información de 2001




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