El expresidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo, acusado de crímenes de lesa humanidad por la muerte de unas 3.000 personas en protestas poselectorales, pasó hoy de ser el primer ex jefe de Estado juzgado por la Corte Penal Internacional (CPI) a estar libre de cargos gracias al sobreseimiento de su caso.

Gbagbo, de 73 años y autoproclamado «hijo de las elecciones», ha pasado siete años en prisión por los hechos desencadenados tras los comicios de 2010, cuando, después de ganar la primera ronda con el 38 % de los votos, rechazó la victoria en la segunda vuelta del opositor y actual presidente, Alassane Ouattara.

El Tribunal Constitucional del país dio la vuelta a estos resultados al declarar a Gbagbo como el legítimo vencedor, en contra de la opinión de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas.

Tras negarse a abandonar el poder, las Fuerzas Armadas respaldaron a Gbagbo y aplacaron con dureza cualquier revuelta social, lo que desembocó en una ola de violencia postelectoral que duró hasta principios de 2011.

Durante esos meses, murieron cerca de 3.000 personas a causa de los episodios violentos que salpicaron la ciudad principal del país, Abiyán, hasta que la intervención de las tropas francesas y de la ONU pusieron fin al conflicto.

Falto de recursos y de apoyo, Gbagbo intentó incluso mantener el control de la industria de cacao del país, que exporta el 40 % del que se consume en todo el mundo, a lo que Quattara respondió prohibiendo la exportación de cacao marfileño.

Gbagbo fue llevado a La Haya en noviembre de 2011 y fue condenado por crímenes de lesa humanidad, pero apeló en 2016 ante la Corte Penal Internacional con el propósito de ser absuelto.

Hoy, la CPI ha ordenado el sobreseimiento de la causa, alegando que es cierto que Costa de Marfil se vio sacudida por la violencia postelectoral, pero que los fiscales no pudieron probar que Gbagbo y el otro acusado, su ministro de Juventud, Charles Blé Goudé, formularan un plan común alentando a sus simpatizantes.

Gbagbo, nacido en 1945 en el pueblo de Mama (suroeste) y padre de tres hijos, se inició en la política en la década de 1960, en el sindicalismo y el movimiento de oposición al régimen de partido único de quien se considera líder de la independencia y «padre de la nación» marfileña, Felix Houphouet-Boigny (1960-1993).

Durante esos años, este ex profesor universitario ya tuvo una experiencia en prisión, pues fue encarcelado de 1971 a 1973 por su activismo contra el partido único.

Tras la salida de la cárcel, fue sentando las bases, desde el exilio en Francia, de lo que fue su partido: el Frente Popular Marfileño (FPI), una formación fundada en 1982 junto a su segunda y actual mujer, Simone Gbagbo, afiliada a la Internacional Socialista y con un fuerte tinte nacionalista y anticolonialista.

Y fue con ese mismo partido con el que ganó las elecciones del 2000, las primeras democráticas desde la independencia de Francia en 1960, que él mismo calificó de «calamitosas» y que fueron muy contestadas en las calles.

Derrotó al general golpista Robert Guei, en una segunda ronda en la que tanto Ouattara como el tercer candidato con más votos, Henri Konan Bedie, fueron excluidos.

El 26 de octubre se convirtió en presidente y a sus 10 años en el cargo se atribuye el retorno de la paz tras el intento de golpe de Estado y la posterior guerra civil iniciada en 2002, que sumió al país en una crisis de más de cinco años.

Este conflicto acabó en 2007 con la firma de paz con Guillaume Soro, jefe de las rebeldes Fuerzas Nuevas, quien se convirtió entonces en primer ministro.

Esa guerra hizo que el mandato presidencial de Gbagbo se extendiera más allá de los cinco años que dicta la Constitución hasta los comicios de 2010, los que supuestamente tenían que poner a Costa de Marfil de nuevo en la senda de la democracia.




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