“El liderazgo político está definido como el intercambio que ocurre entre un líder y sus seguidores a través de la visión que el primero comunica a los segundos” www.liderazgo.com

El liderazgo político se considera que es un fenómeno construido socioculturalmente, el cual penetra todas las relaciones y que del cual no existe una definición consensuada.

De acuerdo a los estudiosos del tema, la política es la única “profesión” para la cual no se considera necesaria poseer preparación alguna. Puede ser que tengan la razón, pero no es menos cierto, que la persona que tenga pretensiones de ser líder en el ámbito político, debe hacer gala de una cualidad indispensable, la cual se denomina: “liderazgo”.

En los últimos años, ha surgido la teoría del nuevo liderazgo, en el cual se encuentran integradas las dimensiones personal y contextual del liderazgo político y está centrado en la capacidad de comunicación que el líder detente, como forma de definición y consecución no solamente de los objetivos políticos, sino también de los servicios públicos hacia la sociedad, y que de esta manera logre conectarse con sus seguidores y pueda organizarlos.

En este nuevo liderazgo la cultura de servicio debe ser la piedra fundamental de la gestión de dichos líderes. En los países del primer mundo muchos liderazgos han superado las complejidades operativas, la fuerza externa de las comunidades y las presiones de la sociedad han reclamado un viraje de la visión del liderazgo político, han exigido un servicio excepcional en términos de satisfacer y superar las necesidades fundamentales e indispensables de la colectividad. La clave está en un auténtico liderazgo en servicio a todos los niveles de la estructura pública, un liderazgo que inspire al logro de las satisfacciones de las expectativas de los miembros de la colectividad.

No se logra un servicio excepcional en el liderazgo político “manipulando al pueblo”. Las tensiones de exigencia de un nuevo desempeño son sencillamente grandes. La presión constante de la comunidad de reclamar excelente servicio en muchas oportunidades es olvidada por los líderes políticos, en consecuencia, el nivel de insatisfacción del soberano cada día es mayor.

Los líderes políticos deben estar muy claro que se desempeñan como tal por designación de la población -que los eligió como tales- por tal motivo deben prepararse para atender y resolverle los problemas a muchos ciudadanos en poco tiempo, soportar exigencias contradictorias, sufrir a personas desagradables, groseros o aún peores. Estas incomodas realidades a los seudos líderes les produce cansancio y desánimo.

Los nuevos líderes políticos centrados en brindar un servicio excepcional a la colectividad necesitan autoaplicarse una visión de trabajo en la cual valga la pena creer, una visión desafiante que proporcione energía emocional y genere un genuino compromiso. Dichos líderes necesitan sentir que forman parte de una población que pertenecen y los respaldan en los momentos difíciles.

Las competencias que deben desarrollar estos nuevos líderes son las siguientes:
 Estimulan la lealtad y la confianza de la población. Asumen una posición proactiva frente a las necesidades de la colectividad.
 Muestran empatía. Se muestran sensibles a los sentimientos y necesidades de la población
 Se comunican eficientemente. Se expresan en una forma clara y fácil de comprender
 Manejan el estrés. Conservan el orden, la calma y el ánimo constructivo cuando enfrentan situaciones estresantes
 Escuchan activamente. No se limitan a oír las palabras de la comunidad, sino que prestan atención a su significado
 Flexibilidad. Demuestran la recuperación de energía y del entusiasmo rápidamente después de un suceso desalentador
 Persistencia. Persisten a pesar de factores como la fatiga, las distracciones y el tedio al rechazo
 Tolerancia a la tensión. Soportan las presiones y las exigencias del tal posición

Este nuevo liderazgo político tiene la obligación de cultivar el desarrollo de unos valores y unas destrezas para lograr establecer una cultura de servicio, es una de los deberes más importantes que pueda implementar esta nueva casta de líderes, en el camino hacia un servicio excepcional, y esto es algo que debe hacerse en toda la gestión pública.

El liderazgo centrado en un servicio excepcional a los niveles más altos de la administración es crítico y exigente, pero también lo es en los niveles inferiores.

El eslabón más débil de la administración pública, el cual menoscaba la calidad del servicio, son los intermedios (gobernaciones, alcaldías, concejos municipales, etc). Ahí es donde todo se desploma. Las causas son muchas, pero fundamentalmente la falta de preparación de las personas que ocupan los cargos en dichos niveles, la falta de compromiso, el hecho de no comprender “el cuadro completo”, la falta de motivación y la ausencia de un sistema de información institucional y, la no comprensión de parte de ellos de la filosofía del servicio excepcional.

Los líderes políticos que deben estar centrados en garantizar un servicio excepcional a la comunidad, deberían desarrollar las siguientes cualidades, que suelen caracterizar a los líderes en general: visión, persistencia, altas expectativas, conocimientos, empatía, poder de persuasión, integridad. Sin embargo para tener una destacada actuación en esta área, existen las siguientes cuatro cualidades esenciales: visión de servicio, creer en otros, amor por el trabajo e integridad.

Este nuevo liderazgo que reclama la comunidad exige una clara visión de la colectividad. Reafirman que el trabajo se concibe elegantemente y se realiza con gracia. Su integridad vivifica la fidelidad para con esa visión. El servicio excepcional inigualable exige un esfuerzo extraordinario. La integridad genera ese esfuerzo. La integridad inspira




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