“Nunca en este gobierno se Gha asumido la educación como una palanca para el desarrollo, se ha banalizado la profesión universitaria de Venezuela”, T. Ramírez. Dr. en Educación
La compleja y dificultosa situación que vive el país exige de tod@s quienes la habitan y en especial los que trabajan en el campo académico-intelectual universitario un inmenso esfuerzo de comprensión de la naturaleza de los actuales problemas, como condición necesaria e indispensable para la superación de los mismos.
Es inevitable tomar como punto de partida del análisis la gravísima realidad que enfrenta el sector universitario nacional, pues en la universidad donde se trabaja, se estudia, se sueña y se lucha desde el plano científico y político por una sociedad menos desigual, más humana.
En ese sentido, una lectura correcta de dicha realidad no debe soslayar ningún aspecto de la vida universitaria, teniendo esto como premisa fundamental se puede salir del entrampamiento político-ideológico en donde se han ahogado todas las posibilidades de analizar y debatir los problemas objetivos que aquejan a la universidad venezolana por encima de todo pasionalismo partidista.
La situación presupuestaria de la universidad, debe ser un problema prioritario a analizar. Es una realidad nacional el recorte deliberado del presupuesto en las universidades públicas, siendo esta situación más aguda todos los días. Es necesario distinguir entre un recorte presupuestario y la indigencia financiera en que se encuentra hoy la universidad pública venezolana, es ampliamente conocido que el presupuesto de estas casas de estudio, a duras penas sirve para pagar nómina y algunos costos de operatividad mínima. En tales condiciones ¿cómo es posible que la universidad le dé la cara a los problemas del país con alguna posibilidad de acierto? ¿acaso la actividad científica no requiere y merece prioridad en el presupuesto público?
Esta crisis comienza a partir de 1998 con la llegada del socialismo al poder, se inicia una nueva etapa en la educación superior venezolana. Luego de una etapa de reforzamiento del Estado como rector de la educación nacional, en 2003 se crea la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) y se reconvierte el Instituto Universitario Politécnico de la Fuerza Armada en Universidad Nacional Experimental (UNEFA). En 2006, el Ministerio se convierte en el “órgano del Estado Socialista” en la educación universitaria, y entre 2012 y 2017 el modelo educativo se orienta a la formación y a la producción socialista, el gobierno asume el control directo del ingreso y distribución de la matrícula, y regula las condiciones de trabajo en las universidades oficiales.
En la actualidad la Misión Sucre cuenta con 500 mil egresados acreditados por las universidades creadas por el gobierno. De acuerdo con MC Parra-Sandoval, hay 33 universidades plenamente sometidas al gobierno y 11 autónomas.
El actual Presidente ha puesto en marcha desde julio de 2018 la “Misión Luis Bigott”. La cual está dirigida al perfeccionamiento de la educación municipalizada de triunfador@s egresad@s y voluntari@s […] activando los recursos para 100 mil cupos en programas de postgrado y formación avanzada para tod@s los 500 mil graduad@s a nivel nacional.
Sin embargo, los investigadores venezolanos democráticos señalan que todas estan dislocadas iniciativas no han sido evaluadas objetivamente y son más bien instrumentos políticos, pero a pesar de ello hay algunas evidencias de su fragilidad. Por ejemplo, la deserción de profesores universitarios se calcula en 50%, los mismos que han sido reemplazados por personas cuyas cualidades no están acreditadas, hay también una fuerte deserción de estudiantes más pobres debido a la crisis que atraviesa el país, y a las condiciones de estudio se han deteriorado sensiblemente de acuerdo con los datos recopilados por el Observatorio Universitario Venezolano.
La idea de que el proceso revolucionario bolivariano llevaría a contar con una universidad con pertinencia social de la formación, de manera que el conocimiento producido en la universidad sea consustanciado con las necesidades sociales: ES UNA FALACIA. Lo que ha ocurrido es una “trivialización” de la educación superior, en tanto produce una falsa ilusión, tanto al individuo como a la sociedad.
Al individuo, porque sus expectativas son que la institución en la cual estudia le provea de los conocimientos y destrezas necesarios como ciudadano, pero también como profesional, cuando realmente la credencial que le será otorgada carece de la calidad necesaria para incorporarse al mercado laboral.
A la sociedad, porque esta idea de universidad desdeña el conocimiento científico y tecnológico del más alto nivel y prioriza la solución de problemas cotidianos, para cuya solución no se requiere producción de nuevo conocimiento, banaliza la función de investigación, al tiempo que la reduce a una condición utilitaria o, en el mejor de los casos, retórica, con la cual se mantiene la condición de subdesarrollo y de dependencia científica y tecnológica de otros países
Después de 10 años en agonía presupuestaria, los investigadores universitarios han tenido que abandonar su línea de investigación, Ya no pueden investigar. En los laboratorios ahora se trabaja con aguacates y moringa. La productividad científica pierde puntos y los programas de financiamiento se suspenden. En 1998 las universidades venezolanas aportaban 4,8 % de todos los artículos científicos producidos en América Latina y el Caribe. En 2019 apenas es 0,8 %. Los optimistas comienzan a prepararse para la recuperación de la ciencia en el país. Venezuela retrocede en materia científica a los años 50.
“Las consecuencias en la productividad científica de las universidades autónomas ya comienzan a reflejarse tras 10 años de inconsistencia presupuestaria en investigación. Este mes, que se cumple el 50 aniversario de la llegada del hombre a la luna, Venezuela retrocede a los años 50, cuando apenas se institucionalizó la ciencia tras la creación de los mecanismos de fomentos, el aumento de los institutos y centros científicos”, dice Félix Tapia, coordinador del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV (CDCH).
La investigación fue de las primeras en quedar enterrada bajo la crisis universitaria. En 2009 los programas de pasantía sabática, de estudio o investigación y los aportes institucionales de la UCV fueron suspendidos. También se limitó a uno el número de proyectos por profesor. En 2014 se agregó a la lista
la suspensión del financiamiento para eventos científicos en el exterior.La Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología también refleja la baja. En 2008 Venezuela alcanzó su pico más alto tras publicar 1730 artículos en Science Citation Index, Colombia la sobrepasaba por una diferencia de 823 publicaciones. Estos números siguieron creciendo para los colombianos, mientras que en Venezuela comenzó a descender hasta llegar a los 1033 artículos en 2016. Colombia repuntó ese año con 5692 documentos.
La planta de docentes investigadores de la USB se redujo a la mitad, mientras que en la UCV, de 2500 profesores que hacían investigación, quedan un poco más de 1000.
Los pilares de un profesor universitario son docencia, investigación y extensión. Estos últimos son casi imposibles de hacer. Universidad es sinónimo de nuevos conocimientos a través de proyectos de investigación, también es innovación, enseñanza de alta calidad. Pero la ruta en la que el Ejecutivo ha puesto a caminar a la academia está muy lejos de retomar esa doctrina.