“Ser docente es trascender en esta nueva sociedad del conocimiento con el compromiso definido que la vocación no es sólo trabajar en el aula, sino, en la búsqueda constante de ser un guía y facilitador que deje en los alumnos la huella para enfrentar los retos que se les presenten, haciendo uso de lo que sus maestros le enseñaron en el aula y fuera de ella”  S. Gaitán M

La educación en la actualidad tiene como misión esencial la formación de profesionales altamente capacitados que actúen como ciudadanos responsables, competentes y comprometidos con el desarrollo social, ello implica que el proceso de formación de los docentes de cualquier nivel educativo esté lleno de conocimiento tendente a reafirmar las mejores competencias humanas y profesionales que garanticen el éxito de su gestión.

Los sub-sistemas educacionales son uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades, de una nación. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que caracteriza a los seres humanos como tales.

Cabe señalar que la educación es la mejor herramienta para el desarrollo integral de la niñez y juventud de cualquier país, que con el paso de los años ha significado una fuente de conocimiento para millones de personas alrededor del mundo. La mayoría de países entienden su beneficio, pero no lo aplican de la forma correcta.

Encontrar la forma de desarrollar un país es difícil y se cometen errores -como es el caso de Venezuela y el proyecto de formar docentes en 450 horas académicas- pero la educación es la principal herramienta que no debe ser olvidada para salir adelante.

Un sub-sistema educativo de calidad es necesario e indispensable en todos los sentidos. Para alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico, para nivelar las desigualdades económicas y sociales; para propiciar la movilidad social de las personas; para acceder a mejores niveles de empleo; para elevar las condiciones culturales de la población; para ampliar las oportunidades de los jóvenes; para vigorizar los valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones de las sociedades; para el avance democrático y el fortalecimiento del Estado de Derecho; para el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovación.

En las economías modernas el conocimiento se ha convertido en uno de los factores más importante de la producción. Las sociedades que más han avanzado en lo económico y en lo social son las que han logrado cimentar su progreso en el conocimiento, tanto el que se transmite con la escolarización, como el que se genera a través de la tecnología e investigación. De la educación de calidad, la ciencia y la innovación tecnológica dependen, cada vez más la productividad y competitividad económica; así como buena parte del desarrollo social y cultural de las naciones.

El activo más valioso que poseen las organizaciones y para el caso particular de las instituciones de educación es sin duda el recurso humano, personas que son quienes se encargan justamente de realizar las diversas actividades encaminadas a lograr los propósitos institucionales. Para ello y considerando que hoy en día el avance de las tecnologías de la comunicación y la exigencia de una mayor productividad, demandan irremediablemente mejores niveles de competencia en los docentes de las instituciones educativas. La calidad de los docentes -en todos los niveles del sub-.sistema de educación- y su capacitación profesional permanente siguen siendo fundamentales para lograr la educación de calidad que requieren los países para su desarrollo y evolución.

Todos los conceptos e ideas expresados en los párrafos anteriores se eliminan de acuerdo al escrito del Prof. Rafael Pujol Michelena: “sobre la terrible decisión del Ministerio Popular para la Educación de asumir una chimba ´Chamba Juvenil´, para graduar docentes, liderada por el triste personaje en que se ha convertido Aristóbulo Izturiz, le decía que todo cuadra: A la UPEL, junto con el resto de las universidades, la tienen desde hace años ahogada presupuestariamente; con aulas vacías de estudiantes y mucho docente ido o por irse a otras tierras; con, por ejemplo, un Programa de Química, que en el IPC este año, supongo que por vez primera en su ya larga historia, no tendrán ingreso de nuevos estudiantes; con un supuesto proyecto de creación de una universidad pedagógica en paralelo; en fin con un cuadro de terror. Y ahora, por si fuera poco, los que vinieron a ´rescatar a la patria´ producirán docentes en serie y de manera exprés”

Continua en su escrito el Prof. Pujol Michelena, con la siguiente realidad: “Al hablar también sobre tan delicado tema con una querido colega y amigo de la UCV, él me planteaba que esto ya no es incapacidad para llevar adelante a la educación y al país todo; sino que más bien debe ser visto como un proyecto de destrucción sistemática de lo que existe, basado en una especie de tendencia postmodernista que implica desmontar, destruir todo para luego, supuestamente, construir algo nuevo y mejor. O sea, comenzar de cero, mandando al mismísimo diablo a la historia vivida, desechando lo mucho o lo poco hasta ahora alcanzado en materia educativa. Como diciendo: ´Abran paso, que llegaron los que si saben´”

“Así las cosas, no queda más que decir: Vaya proyecto demencial. Y eso lo lidera, repito, un egresado del Instituto Pedagógico de Caracas, quien como currículo académico, parece que sólo puede mostrar su actividad gremial, la de esos ´sindicalistas profesionales´ que jamás volvieron a cultivar su especialidad docente (Geografía e Historia para Arístobulo)”.

“Y uno piensa: Una cosa es darle herramientas docentes a un profesional de la ingeniería, la economía, la medicina, etc., actividad que viene desarrollando la UPEL desde hace años, y otra es intentar convertir a un bachiller en docente mediante un sistema de formación que plantea… tan solo 450 horas académicas. Para tener una mejor idea de esta locura, ello equivaldría a 15 semanas en las que se tienen 30 horas de clase, o sea, reducir 8 ó 10 semestres de estudio a uno solo. En definitiva, un despropósito total. Un crimen que algún día tendrán qe pagar”

Termina su escrito el Prof. Pujol con el siguiente párrafo: “No sé si hay por allí un reloj haciendo tic, tac, tic, tac, tic, tac… Me imagino que sí, puesto que el tiempo inexorablemente no se detiene. Pero, me pregunto: Por ahora ¿Qué piensa hacer el país educativo, el verdadero, el honesto, ante esta terrible e inédita hecatombe ya en pleno desarrollo?”

De acuerdo con las últimas realidades del comportamiento sumiso del venezolano, se puede afirmar que ese pañis educativo -soñado por el Prof Pujol y por muchos otros docentes honestos- no reaccionará en contra de este proyecto fatal

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