“Las universidades se han visto afectadas por la crisis económica del país y por
la migración de profesores y estudiantes”“Si no hay un sub-sistema educacional
de calidad. No hay un país competitivo”
Ch. Páez
Los resultados del ranking de las mejores universidades de América Latina en 2018, publicado por Times Higher Education (THE), indican que Venezuela disminuyó la calidad y efectividad de sus universidades, pasó de tener 3 posicionadas en el informe 2017 a tener solamente 2 en el 2018.
En el año 2017, la Universidad Simón Bolívar (USB), Universidad de los Andes (ULA) y Universidad Central de Venezuela (UCV), ocuparon los puestos 26, 46 y 50 respectivamente. En tan solo un año se mantienen la USB en el lugar 39 seguida de la ULA en el 61.
En relación a la encuesta, las universidades argentinas le quitaron el quinto lugar en la región a Venezuela. El ranking fue liderado y dominado por Brasil con un total de 43 casas de estudio, seguido por Chile con 26. El podio lo siguen México (22), Colombia (19) y Argentina (7).
La clasificación, que analiza un total de 129 universidades de diez países de Latinoamérica, evalúa aspectos como el ambiente académico, la excelencia investigadora, la vocación internacional y su relación con la industria.
Phil Baty, director Editorial de Global Rankings de THE, indicó que los centros latinoamericanos se han visto afectados por “profundas restricciones económicas y políticas” que están “dañando su actuación y atractivo” en el plano internacional, así como “disminuyendo su rico potencial”.
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana, entre 2015 y 2017 tener acceso a la educación entre la población de 3 a 24 años, en promedio, descendió de 78% a 71%. Esto significa que poco más de 9,3 millones de niños y jóvenes en ese rango de edad asisten a clases y que más de 1 millón están fuera de la escuela. En el caso de los jóvenes de 18 a 24 años, casi la mitad (48%) no estudia.
Seis de cada 10 jóvenes entre 18 y 24 años no acceden a la educación superior. Esto implica un aumento de 10% versus el año 2016. 4 de cada 10 estudiantes en Venezuela (38%) dejan de asistir a clases por distintas causas, incluyendo problemas de transporte, apagones, inseguridad o falta de alimentación.
El Vicerrector Académico de la Universidad Central de Venezuela declaró que las universidades han sido golpeadas por la crisis económica del país y la diáspora. Indicó además que la UCV no cuenta con laboratorios y sistemas actualizados que le permitan estar a la vanguardia educativa.
El Secretario Académico de la universidad, Amalio Belmonte, firma hasta 3.000 certificados de títulos para “graduados que se van” del país. En el último año al menos 1.000 profesores se han retirado de la USB, UCAB y UCV.
Este retroceso en el rendimiento y productividad académica debe ser un llamado de alerta a los personeros de este régimen -los que tengan oídos que oigan, decía con mucha frecuencia el difunto Presidente-. Los líderes gubernamentales no pueden hacer políticas que empobrezcan más a la gente, -como es el caso de la nueva escala salarial de las universidades- que no tengan en cuenta un desarrollo social más humano. También es una llamada a la responsabilidad donde la justicia y el derecho se garanticen como algo propio de cuantos forjan los destinos de los pueblos, como es el caso de los profesores de estas altas casas de estudio, que forman el capital humano que está directamente comprometido con el desarrollo y bienestar del país.
La Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (FAPUV) expresó su repudio a la tabla salarial anunciada por el Ministerio de Educación Universitaria.
A través de Twitter, el gremio enfatizó que “la situación amerita que se activen las asociaciones. Que se convoquen las asambleas y se reúnan las intergremiales”. Sostienen que “la respuesta a la tabla del despacho de Educación Universitaria dada a conocer, debe ser nacional y masiva”.
Entretanto, la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar consideró que “las tablas son deplorables. Ni siquiera respetan los acuerdos a los que llegaron en su impuesta Convención Colectiva Única”.
Tacharon como “miserable la manera de proceder para con los trabajadores venezolanos y especialmente para con los universitarios. No se debe aceptar imposición de miserias”.
Por su parte, los profesores de la Universidad Pedagógica Experimental El Libertador (UPEL) denunciaron que los nuevos tabuladores y escalas salariales anunciados por el Ejecutivo Nacional cercenan los derechos laborales y desmejoran considerablemente los beneficios adquiridos y por supuesto la calidad de los procesos de enseñanza. Existe una gran desmotivación en todo el universo de la academia.
A través de un comunicado, los presidentes-seccionales de la Asociación de Profesores de la Universidad Experimental El Libertador (APROUPEL) destacaron que: “Ante la total arbitrariedad del gobierno al imponer unas tablas salariales que cercenan la progresividad de los derechos laborales, manifestamos nuestro más profundo rechazo a esta descarada contravención a la Constitución Nacional, a los Convenios Internacionales, y al abyecto desconocimiento a la condición de los trabajadores universitarios y sus familias”.
El profesor Álvaro Muñoz, explicó que “la tabla muestra en las columnas en rojo los porcentaje interescala que aplicaron. A los obreros les bajaron de 7% a 2%, a los empleados de 5% a 2% o de 7% a 2%, A los profesores de 13% a 6%, a todos nos redujeron los porcentajes interescalas”.
El país con el salario mínimo más bajo es Venezuela, el más alto es el de Argentina, y Colombia está por debajo del promedio de la región.
Apenas el régimen venezolano anunció el nuevo salario mínimo anclado al Petro, fijándolo en 1.800 bolívares soberanos, apareció en las redes sociales una Tabla Salarial Oficial, con el encabezado de la Federación de Trabajadores Socialista Universitarios de Venezuela –oficialista- (FETRASUV), que ajustaba los salarios expresados en bolívares fuertes a los nuevos bolívares soberanos. Para ese ajuste se partía de la anterior tabla de sueldos, sin aplicación del criterio de los 4,75 salarios mínimos, quedando la nueva tabla de la siguiente manera:
Sueldo de un Profesor Titular al mes de julio de 2018, Bs F. 53.492.999,00 (sin incluir las primas); sueldo a partir del 1º de setiembre para ese mismo Profesor Titular, 3.209.549.940,00 bolívares fuertes. Salario nuevo para esa misma fecha para un Profesor Titular a Dedicación Exclusiva: 32.095,00 Bs. S. El Profesor Asociado a Dedicación Exclusiva devengaría 28.403,00 Bs. S. El Profesor Asistente a Dedicación Exclusiva cobraría 22.244,00 Bs S. y el Profesor Instructor a Dedicación Exclusiva ganaría 19.685,00 Bs. S.
De más está decir que la ilusión invadió a todos los profesores universitarios venezolanos, alimentó el alma y los puso a soñar con “pajaritos preñados”.
Entre el 1º y el 5 de septiembre de 2018 corrió otro rumor sobre una nueva tabla salarial para l@s trabajador@s de las universidades, que fijaba el salario en bolívares soberanos de la siguiente manera: Profesor Titular 5.900 Bs. S; Profesor Asociado 5.223,00 Bs. S.; Profesor Agregado 4.090,00 Bs. S.; Profesor Asistente 3.600,00 Bs. S.; no se encontró información para un Profesor Instructor.
Esta enorme diferencia respecto a la “Tabla de las Ilusiones” atribuida a FETRASUV creó desasosiego, decepciones, lágrimas y resignaciones. Sin embargo, aún faltaba lo peor. Y lo peor llegó justo el pasado jueves 6 y viernes 7 de septiembre.
El régimen envió a las universidades públicas del país el correspondiente instructivo, sin ton ni son, a la carrera, para realizar los ajustes respectivos en menos de 24 horas, con la finalidad de cancelar los primeros 450 Bs. S. el viernes 7 de septiembre. Desde luego, esto no fue posible. El factor humano universitario no pudo cobrar nada. Pero la tristeza, el llanto, las nuevas lamentaciones y frustraciones vienen ahora al saber la escala real, oficial e irrefutable de la nueva tabla salarial: Profesor Titular 3.171,00 Bs. S.; Profesor Asociado 2.992,00 Bs. S.; Profesor Agregado 2.822,00 Bs. S.; Profesor Asistente 2.661,00 Bs. S. y Profesor Instructor 2.510,00 Bs. S.
Esos serán en los próximos meses los sueldos hambreadores, miserables e inservibles del personal de las universidades públicas.
¡CRÓNICA DE LA MUERTE ANUNCIADA DE LAS ESPERANZAS DEL FACTOR HUMANO ACADÉMICO!
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