Las sanciones y las deserciones diplomáticas aislan más a la junta birmana
/ Foto: Reuters

El autodenominado «Gobierno legítimo» de Birmania (Myanmar), formado por diputados electos, pidió este miércoles ayuda a las guerrillas étnicas contra la junta militar, mientras que la jerarquía del monacato budista se sumó al movimiento de desobediencia civil.

«Construiremos juntos nuestra Unión Federal. El mal (del Ejército) debe ser repelido gracias a nuestra unión», apuntó hoy el Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH), formado en su mayoría por decenas de diputados y senadores del partido de la depuesta Aung san Suu Kyi que no pudieron asumir el cargo por el golpe de Estado del 1 de febrero.

El CRPH, que anunció que retiran a todos los grupos étnicas armados de la lista de organizaciones ilegales, agradeció en un comunicado la protección a los manifestantes contra la junta a lo largo del país brindada por los rebeldes, algunos de los cuales combaten al Ejército desde hace décadas.

Una mayor autonomía es la reivindicación principal de casi todas las minorías étnicas, incluidos chin, kachin, karen, kokang, kayah, mon, rakáin, shan y wa, que juntas representan más del 30 por ciento de los 53 millones de habitantes del país.

En la últimas semanas varias guerrillas étnicas han expresado su preocupación por la sangrienta represión de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes pacíficos que protestan a diario contra el régimen militar, lo que ha costado hasta el momento la muerte de más de 200 civiles.

Además, se han recrudecido algunos conflictos como el que mantiene el Ejército con el rebelde Ejército para la independencia de Kachin (KIA), que controla algunas zonas montañosas del norte de Birmania.

Rebelión monacal

El Comité de la Sangha Maha Nayaka (Mahana), el máximo órgano de los monjes budistas, ha decidido cesar sus actividades en protesta contra la junta militar, a la que pidió que deje de matar, arrestar y torturar a civiles desarmados.

«Es algo similar al MDC (Movimiento de Desobediencia Civil)», dijo al medio local Myanmar Now un miembro del comité en referencia a ese movimiento iniciado por los sanitarios contra la junta, al que se han sumado funcionarios y trabajadores de otros sectores.

Los monjes presentarán el jueves su decisión en un documento oficial con seis puntos ante el Ministerio de Cultura y Asuntos Religiosos, del que depende oficialmente el comité budista.

El budismo es practicado por el 90 por ciento de los birmanos y los generales visitan templos y asisten a ceremonias religiosas con frecuencia, lo que han seguido haciendo tras el golpe militar del pasado 1 de febrero.

Los bonzos budistas, que han participado activamente en las actuales manifestaciones, encabezaron en 2007 la conocida como Revolución Azafrán, una serie de manifestaciones contra la entonces junta militar que acabaron duramente reprimidas.

Sin embargo, en aquella ocasión el Comité de la Sangha se puso del lado de los uniformados, que gobernaron con puño de hierro el país entre 1962 y 2011.

Más represión e indignación internacional

Pese a la represión con gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y munición de goma y real, los birmanos volvieron a salir hoy a las calles en ciudades como Mandalay, Rangún y la capital, Naipyidó.

«Apoyamos al CRPH, defendemos al CRPH», se leía en los carteles que llevaban algunos manifestantes en referencia al Gobierno en la sombra formado por los diputados electos en las elecciones del pasado noviembre.

Algunos vídeos en las redes sociales continúan mostrando la violencia militar, incluido un disparo que impacta contra un manifestante en Rangún, la mayor ciudad del país.

Los uniformados, que declararon la ley marcial en parte de Rangún, han detenido a más de 2 mil personas desde el golpe, incluida Suu Kyi, la nobel de la paz y antigua jefa del Gobierno.

A medida que aumenta la violencia también crece la indignación en la comunidad internacional, con las condenas y sanciones de países como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.

Cese de la violencia

El papa Francisco afirmó hoy en una audiencia que también él se arrodilla en las calles de Birmania para pedir el cese de la violencia, en referencia al gesto de la monja que se puso de rodillas ante los soldados para evitar que disparasen contra los manifestantes.

Investigadores del Consejo de Derechos humanos de las Naciones Unidas hicieron hoy por su parte un llamamiento a las víctimas e incluso a quienes estén de alguna forma involucrados en la violencia en Birmania para construir un caso contra la junta militar ante un tribunal internacional.

Es muy posible que las sanciones contra la junta birmana formen parte de la agenda de la reunión prevista hoy en Bruselas de los representantes permanentes de los Estados miembros de la Unión Europea, que se ha comprometido a tomar acciones contra los militares en el país asiático.

Las decisiones de los representantes de los 27 se abordarán en el Consejo de Ministros de Exteriores del próximo 23 de marzo. EFE




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