(Foto Referencial)

AFP
Tras una débil tregua de diez días, el gobierno y la oposición de Venezuela se sentarán de nuevo en la mesa de diálogo este viernes, bajo la amenaza de los opositores de retomar su ofensiva contra el presidente Nicolás Maduro si no ven resultados.
«La tregua que nosotros acordamos, a pedido del Vaticano, se acaba este viernes (…). Vamos a la mesa de diálogo a exigir que se restituya el derecho del pueblo a votar», dijo el portavoz de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba.
El nudo de la negociación es la demanda de la MUD de una salida electoral a la profunda crisis política y económica que golpea al país petrolero, agobiado por la falta de productos básicos y una inflación que rondará este 475% según el FMI.
La oposición pide reactivar el referendo revocatorio contra Maduro en 2016 -suspendido el 20 de octubre- o adelantar las elecciones, de diciembre de 2018 al primer trimestre de 2017. Ambas descartadas por funcionarios de gobierno.
«La probabilidad de que en una mesa de negociación el gobierno acepte un referendo o un adelanto de elecciones es casi cero, porque Maduro tiene la certeza absoluta de que significan la entrega de la cabeza», opinó el analista Luis Vicente León.
El presidente socialista, quien sostiene que concluirá su mandato en enero de 2019, dijo no aceptar ningún ultimátum y pidió a la oposición no levantarse de la mesa.

«Yo no estoy obsesionado con ser candidato presidencial ni con la reelección. No estoy obsesionado con elecciones, mañana eso lo decidirá el pueblo en el 2018. Resolver lo económico esa es mi obsesión», declaró este jueves.
La MUD definió como metas la vía electoral, la liberación de políticos presos, el abastecimiento de alimentos y medicinas, el reemplazo de autoridades electorales y de justicia -a las que acusa de oficialistas- y la restitución del Parlamento, de mayoría opositora pero declarado en desacato por la corte suprema.
Venezuela no tiene tiempo
Advirtiendo que sólo era una ces temporal de su ofensiva, la MUD suspendió el 1 de noviembre un juicio sobre la responsabilidad de Maduro en la crisis y una marcha al palacio presidencial de Miraflores, a la espera de gestos recíprocos.
Pero en estos once días, salvo una primera liberación de cinco opositores presos -de un centenar, según la MUD-, se desonoce si ha habido avances en las mesas separadas que han discutido temas de derechos humanos y la atención a la crisis.
«No tenemos mucho tiempo por delante los venezolanos. No podemos pasar meses ahí sentados viéndonos las caras. Aquí tiene que haber un cambio», aseguró el excandidato presidencial Henrique Capriles.

La tregua ha confundido a muchos de sus seguidores de la oposición, impacientes por las angustias cotidianas, y algunos de los cuales les reclaman más firmeza contra el gobierno.
Un puñado de universitarios desisten de dejar la presión y este jueves marcharon por algunas calles de Caracas.
«Vamos a seguir en las calles. Pedimos un cronograma de elecciones o la reactivación del referendo», declaró el dirigente estudiantil Hasler Iglesias.
Para León, el gobierno ha ganado el «primer round» porque ha desactivado la protesta popular, además de la presión internacional, y ganado tiempo.
Pero la tensión pueden volver a subir en breve. Pese a que ambas partes se comprometieron con el Vaticano a bajar la agresividad, durante la tregua han cruzado sus habituales insultos.
Capriles y otros líderes de la MUD han advertido que retomarán las marchas y el «juicio político» si no ven resultados del diálogo.
El factor Trump
En este contexto, la elección de Donald Trump en Estados Unidos abre incertidumbres en la relación con Venezuela y la actitud al diálogo.

Estados Unidos ha abogado por la liberación de opositores presos y una salida electoral a la crisis. Pero en apoyo al diálogo, la semana pasada envió a Caracas al diplomático Thomas Shannon.
«El discurso agresivo y amenazante de Trump será una perfecta excusa para fortalecer la tesis del enemigo externo en Venezuela», estimó León.
En una conversación telefónica con el secretario de Estado, John Kerry, Maduro abogó el miércoles por «una agenda de trabajo positiva» con Trump.
Líderes opositores reaccionaron con cautela. Lilian Tintori, esposa del político preso Leopoldo López, dijo esperar que Estados Unidos siga apoyando a los venezolanos en «la defensa» de los derechos humanos.




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