Grecia arroja a migrantes
Esta práctica ya le ha costado la vida a dos personas, según revela una investigación. Foto: Cortesía

La guardia costera griega recurre a métodos cada vez más brutales para devolver ilegalmente a los refugiados que tratan de entrar en Europa por mar, hasta el punto de arrojarlos directamente al agua, una práctica que ya ha costado la vida a dos personas, según revela una investigación de distintos medios europeos.

Se trata de un trabajo conjunto realizado durante varios meses por periodistas de «The Guardian» (Reino Unido), «Lighthouse Reports» (Países Bajos), «Mediapart» (Francia) y «Spiegel» (Alemania), que recoge hoy el diario heleno «Efimerida ton Syntaktón» y da una vuelta de tuerca a las informaciones publicadas hasta ahora sobre las devoluciones en caliente.

En el informe se recogen los testimonios de dos guardacostas que hablan bajo anonimato, quienes confirman la práctica de las autoridades helenas para repatriar a pequeños grupos de refugiados, arrojándolos directamente al mar para que lleguen a Turquia, sepan nadar o no.

Grecia arroja a migrantes directamente al mar

El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha negado numerosas veces que haya devoluciones en caliente de migrantes sin darles la opción a solicitar asilo, una práctica ilegal que consiste habitualmente en dejar a los refugiados en botes a la deriva a merced de ser rescatados por las autoridades turcas.

Sin embargo, según aclaran los guardacostas entrevistados, a veces se les lanza directamente al mar con el fin de evitar utilizar las costosas balsas salvavidas, porque cualquier licitación de nuevos suministros de balsas podría exponer a la luz estas devoluciones en caliente.

Según los citados medios, dos refugiados, Sidy Keita, de 36 años y originario de Costa de Marfil, y Didier Martial Kouamou Nana, de 33 años y procedente de Camerún, murieron al ser arrojados en mitad del mar por la guardia costera griega el 16 de septiembre, tras haberles detenido en Samos.

Nadó para salvar su vida

Un tercer refugiado que iba con ellos es quien cuenta la historia. Ibrahim, exmiembro de la guardia costera de Camerún, logró regresar a nado hasta la costa turca de Aydin y relató las atrocidades de las autoridades griegas a los periodistas.

Todos ellos habían subido a bordo de una embarcación con un total de 36 refugiados la madrugada anterior a los hechos, desde la costa turca de Kusadasi, con la que llegaron hasta el norte de la isla griega de Samos sobre las 7 de la mañana.

La organización Human Rights Legal Project fue alertada de la llegada de la lancha y avisó por correo electrónico a las autoridades locales, al Alto Comisionado de las Naciones Unidas, a un miembro de la Comisión Europea y al servicio de Recepción e Identificación para su petición de asilo, pero no hubo respuesta.

Según relataron posteriormente varios de estos refugiados, tras su llegada, oyeron disparos y se dividieron: ocho de ellos se escondieron en el bosque, mientras que los otros 28, incluido un bebé, varios niños y una mujer embarazada, fueron detenidos.

Mar adentro

Esa misma tarde, los 28 fueron embarcados en un bote de la guarda costera que los trasladó mar adentro, donde se les hizo subir a dos botes salvavidas sin motor.

Por lo menos tres de ellos, según describen los testigos, fueron apalizados por los guardacostas y cacheados en búsqueda de dinero, luego fueron lanzados a los botes salvavidas «como si fueran bolsas de basura», y varias horas más tarde fueron localizados por la guardia costera turca.

De los ocho que escaparon de las autoridades en Samos, la mitad llegaron hasta un campo de refugiados en la isla, mientras que el resto, Sidy, Didier, Ibrahim y una mujer, fueron detenidos y arrojados directamente al mar individualmente. Solo Ibrahim y la mujer salieron con vida.

El cuerpo de Sidy fue arrastrado hasta la costa un poco más tarde y, dos días después, el cuerpo de Didier también apareció en la orilla.

El abogado Dimitris Hulis de Human Rights Legal Project ha presentado una demanda por actos delictivos, representando al grupo de 36 refugiados.




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