Greenpeace lamentó que la reciente mejora de la calidad del aire en la zona norte de China, en la que se encuentra Pekín, se ha producido en detrimento de otras zonas del país a las que se ha trasladado la producción industrial y donde la contaminación aumentó en 2017.
«El dióxido de nitrógeno, indicador de la quema de combustibles fósiles, cayó de media un 10 % en Pekín, Tianjin y 26 ciudades de los alrededores, pero subió aproximadamente un 6 % en el resto del país en el último trimestre. Esto refleja un traslado de la producción industrial al exterior de estas 28 ciudades», señaló la organización en un comunicado.
En el conjunto del país, la concentración en el aire de partículas PM2,5, las más tóxicas y peligrosas para la salud porque pueden entrar directamente en los pulmones, se redujo solo un 4,5 % en 2017, el ritmo más lento desde el inicio de la guerra contra la contaminación de China, lamentó la organización ecologista.
En los primeros tres trimestres del año pasado, el volumen de partículas PM2,5 aumentó en un 6 % en Pekín, Tianjin y 25 ciudades más.
En respuesta a ese incremento, en octubre de 2017 el Gobierno de China implementó un plan de seis meses que consiguió reducir un 33,1 % los niveles de partículas PM2,5 en esas zonas en el último trimestre del año respecto al mismo periodo del año anterior.
El problema, según Greenpeace, es que fuera del foco del plan de acción regional, la contaminación de algunas provincias aumentó en 2017.
Así, la media anual de concentración de partículas PM2,5 en Heilongjiang (la provincia más septentrional), Anhui y Jiangxi (centro) y Cantón (sur) creció en 2017 en 10,4 %, 7,4 %, 4 % y 5,3 % respectivamente, debido al repunte de la producción de industrias de metales y carbón.
Además, los niveles de contaminación por ozono, causante de daño pulmonar, síntomas en pacientes de asma y enfermedades respiratorias y cardiovasculares, están en aumento, con un incremento del 10 % interanual en el verano pasado en el conjunto del país.
Greenpeace, que reconoció que el esfuerzo de las autoridades ha reducido la contaminación en general y los riesgos inherentes para la salud, pidió al Gobierno que la segunda fase del plan sea tan ambiciosa como la primera e incluya objetivos para la reducción del ozono.
