En una concentración celebrada este martes, los ecologistas exigieron que dichas energías no se incorporen en la taxonomía comunitaria sobre finanzas sostenibles ni en las directrices para inversiones verdes, para lo cual fabricaron lo que llamaron un «Taxonosaurus Rex» de cuatro metros de altura pintado con llamas de gas y símbolos de advertencia radioactiva.
Para la activista, el Ejecutivo comunitario quiere hacer pasar por fuentes sostenibles unas tecnologías que «pertenecen al pasado» y que «deberían extinguirse como los dinosaurios», en vez de invertir «realmente» en las energías renovables, que en su opinión constituyen la «solución» al cambio climático.
Las soluciones son las energías solares y eólicas o, por ejemplo, el aislamiento de edificios para reducir el consumo total. También, desde el punto de vista del consumidor, las renovables son las más baratas. Entonces tiene sentido invertir en energías verdes. Al fin y al cabo, nos van a venir mucho mejor para el bolsillo, aseguró Rodrigo.
Greenpeace protesta
La representante de Greenpeace consideró que los combustibles fósiles como el gas natural son responsables del calentamiento global, por lo que, a su juicio, ningún país europeo debería financiar las inversiones en este tipo de fuentes de energía.
Los fósiles son los que están calentando el planeta y nos han puesto en este problemón que tenemos. En el último año hemos tenido muchísimos incendios e inundaciones. Y esto solo es el principio, advirtió.
Respecto a la tecnología nuclear, Rodrigo recordó que una central necesita más de una década para construirse y que la crisis climática requiere de acciones inmediatas. «Da un poco igual si estamos de acuerdo o no. Los científicos nos están diciendo que tenemos que actuar ya, que no podemos esperar diez años o más», alertó.
En un comunicado difundido este martes, Greenpeace sostuvo que extender la vida útil del gas natural y de la energía nuclear concediéndoles la etiqueta de energía sostenible equivale a «estrellar un meteorito» en el Acuerdo Verde Europeo.
La ONG ambientalista criticó que un grupo de países miembros «pro-gas» y «pro-nuclear» liderados por Francia «parezca haber convencido» a la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, de proponer criterios que permitan clasificar en la taxonomía comunitaria algunas actividades nucleares y de gas natural como «respetuosas con el medio ambiente».