(AFP)

El opositor Juan Guaidó se aferra ahora a la presión internacional para sacar del poder a Nicolás Maduro, tras el frustrado paso de la ayuda a Venezuela que el sábado dejó dos muertos y cientos de heridos en la frontera con Colombia.

El presidente interino del país petrolero se prepara para participar en la reunión del Grupo de Lima que se realizará el lunes en la capital colombiana con la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

Tras fallar en su llamado para pasar alimentos y medicinas para paliar la peor crisis en la historia moderna de Venezuela, el joven jefe parlamentario asistirá a la cita convocada el 14 de febrero porque considera que «la presión interna y externa son fundamentales para la liberación» de su país.

«Para avanzar en nuestra ruta, me reuniré el día lunes con nuestros aliados de la comunidad internacional, y seguiremos ordenando próximas acciones a lo interno del país», dijo Guaidó, reconocido por medio centenar de naciones como mandatario encargado de la nación petrolera, desde la ciudad colombiana de Cúcuta.

El Grupo de Lima, creado en 2017 para promover una salida a la crisis venezolana, se reunió por última vez el 4 de febrero en Ottawa.

Entonces, once de los 14 integrantes del bloque pidieron un cambio pacífico de gobierno en Venezuela y llamaron a los militares a reconocer a Guaidó y permitir la entrada de la ayuda.

«Debilitado»

Guaidó le apostará a la reunión de los 13 estados latinoamericanos y Canadá luego de que Maduro, respaldado por Moscú, lograra impedir que la asistencia enviada principalmente por Estados Unidos ingresara a su territorio, lo que obligó a sus opositores a decretar el repliegue.

Los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas del orden dejaron 285 heridos en Colombia, de ellos 255 venezolanos, y dos muertos en el estado de Bolívar, limítrofe con Brasil. Además, dos camiones con insumos fueron quemados en el puente internacional Francisco de Paula Santander.

El mandatario chavista se opone al ingreso de la asistencia por considerarla el punto de entrada de una intervención militar estadounidense. El presidente estadounidense Donald Trump ha dicho que no descarta ninguna opción en Venezuela.

Pese al traspié fronterizo, Guaidó, que llegó el viernes a Colombia, recibió el espaldarazo de Estados Unidos. El secretario de Estado, Mike Pompeo, condenó «los ataques a civiles» y prometió «tomar acciones» para apoyar la democracia en Venezuela.

Asfixiada por desabastecimiento e hiperinflación, la crisis económica ha provocado que 2,7 millones de personas hayan salido de la nación petrolera desde 2015, según la ONU.

Sin embargo, analistas consideran que Guaidó salió debilitado del pulso del sábado, pese a que en medio de los choques desertaron al menos sesenta militares y policías venezolanos que pasaron al lado colombiano.

Los expertos apuntaban a que Maduro buscaba poner a prueba la unidad de mando de las fuerzas armadas, principal soporte del gobernante socialista.

«Guaidó sale debilitado» porque tras lo sucedido «no es muy claro» que el apoyo que tiene en su tierra «sea masivo», dijo a la AFP el internacionalista Rafael Piñeros.

El opositor dijo tener un millón de voluntarios dispuestos a participar el sábado en la caravana para trasladar y custodiar la ayuda. Pero en Caracas miles de opositores protestaron frente al aeropuerto militar La Carlota, en tanto que Maduro presidió una multitudinaria marcha de seguidores.

Coletazo en Colombia

Guaidó cruzó a Colombia pese a una restricción de la justicia afín al chavismo que le ordenaba no dejar el país, y no se sabe cómo volverá a ingresar.

«Tiene menos fuerza», agregó Piñeros.

El apoyo del presidente Iván Duque y el intento de paso de la ayuda desde Colombia provocaron que Maduro rompiera las relaciones con Bogotá, que estaban prácticamente congeladas desde 2017.

Además el gobierno colombiano ordenó el cierre de los cuatro pasos fronterizos que conectan al departamento de Norte de Santander con Venezuela durante 48 horas para evaluar daños ocasionados por los disturbios. La oposición venezolana también intentó cruzar la asistencia por Brasil, Puerto Rico y Curazao.

La medida decretada por Duque «obedece a la necesidad de evaluar los daños ocasionados a las instalaciones gubernamentales» de los puentes Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, la Unión y la Unidad, explicó la autoridad migratoria.

Históricamente las relaciones entre ambas naciones han estado bajo tensión en parte por el control de la porosa frontera común de 2.200 kilómetros, en la que actúan guerrillas, narcotraficantes y bandas de contrabandistas. (AFP)




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