No tengo la menor duda de que muchos de ustedes, apreciados lectores, tengan grandes deseos de acabar con la MUD hoy mismo. El día que alguien convoque un evento para dar cristiana sepultura a la MUD es probable que la cola sea tan grande como la que se hace frente a un abasto cada vez que llega azúcar, leche, aceite o papel sanitario. Aunque parezca mentira, hay opositores en este país que quieren ver a la MUD 5 metros bajo tierra, rezada, veloriada y bien enterrada. Ello ocurre, entre otras cosas, porque la MUD desperdició un capital político importante en estos últimos meses gracias a la torpe idea de sentarse a la mesa a dialogar con un gobierno que estaba prácticamente en el suelo, boqueando, moribundo y desahuciado.

El poco apoyo y la desconfianza que una gran parte de los venezolanos siente hacia la MUD se demostró durante la última marcha que se hizo en Caracas y en algunas ciudades del país.  La gente no salió. Prefirió quedarse en sus casas. Los opositores ya habían quedado frustrados con la marcha del 01 de septiembre de 2016, la cual había sido convocada, supuestamente, para llegar hasta el Palacio de Miraflores, pero terminó como han concluido la gran mayoría de las manifestaciones de calle que se han hecho en Venezuela en estos últimos años: frente a una tarima escuchando “hablar paja” a unos dirigentes políticos que parecieran no tener pantalones para asumir su responsabilidad ante el país y ante la historia.

He sido y lo seguiré siendo, un duro crítico de la MUD. Pero no milito en las filas de quienes quieren acabar con esa organización. Aunque haya gente que no lo entienda, las críticas que este servidor, y que muchos otros venezolanos, hacemos a la MUD sólo buscan que esa organización sea algo mucho mejor que lo que tenemos ahora. Creo firmemente que la MUD no puede seguir siendo un club de amigos, liderada, comandada y dirigida por 4 personas que conforman eso que llaman el G4. La MUD no puede ser sólo una tarjeta, que se usa, como el condón, tan sólo una sola vez, única y exclusivamente cuando hay elecciones. La MUD no puede ser sólo una maquinaria electoral, que se activa solamente cuando hay comicios, para llamar a la gente a votar por personas impuestas a dedo por los cogollos de los partidos.

La MUD que yo quiero, con la que sueño, con la que me identifico, debe ser una organización dedicada por entero a la recuperación del sistema democrático y de libertades y al empoderamiento de la gente y del ciudadano de a pie. Pero para que la MUD pueda recuperar la democracia en Venezuela, lo primero que debe hacer es convertirse en una organización verdaderamente democrática. Una instancia que pregone y promueve la democracia no solamente hacia afuera, sino también hacia adentro. ¿Quiénes eligen a los directivos de la MUD? Sencillo: los miembros del G4, es decir, 4 personas, sentadas en torno a una mesa en un restaurante del este de Caracas. ¿Eso es democracia? Creo que no. ¿Por qué no permitir por ejemplo, que los venezolanos que amamos y defendemos la democracia y que nos oponemos a Nicolás Maduro elijamos a las nuevas autoridades de la MUD? ¿Permitirán los jefes de AD, PJ, VP y UNT que los nuevos directivos de la MUD sean electos por el pueblo opositor venezolano y no gente impuesta a dedo como ha venido ocurriendo en los últimos años?

¿Tiene algo de malo que los opositores venezolanos votemos por las personas que estarán al frente de la MUD, la principal coalición opositora que hay en el país? ¿Hacemos elecciones para escoger a los candidatos a alcaldes, concejales, gobernadores y diputados y no hacemos elecciones para seleccionar a quienes están al frente de la MUD? ¿Eso es democracia? Pienso que no.

La MUD tiene que transformarse en una “verdadera” Mesa de Unidad Democrática. En la MUD de hoy en día, ni hay “unidad” ni hay “democracia”. La democracia es consulta. No es imposición.  ¿Consultó la MUD a los venezolanos sobre la conveniencia de ir o no a una Mesa de Diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro? ¿Consultó la MUD a los venezolanos su decisión de no luchar por las elecciones de gobernadores que debían llevarse a cabo en diciembre de 2016 para concentrar sus esfuerzos única y exclusivamente en el Referendo Revocatorio? ¿Consultó la MUD a los venezolanos el pacto suscrito entre los partidos para repartirse la presidencia de la Asamblea Nacional, las vicepresidencias y las comisiones, durante los próximos 5 años, hasta 2020?

Veamos el panorama político que se nos presenta en 2017 y la manera como la MUD pretende abordarlo. De acuerdo con las declaraciones de los líderes políticos de los diferentes partidos que integran la MUD, la mayor preocupación que tiene la Mesa para este año que recién comienza son las elecciones de gobernadores y alcaldes. Las organizaciones políticas que integran la coalición se dieron cuenta (por fin) que debían pelear por los comicios regionales y obligar al CNE a que deje de violar la Constitución y se dedique a organizar las elecciones contempladas en la Ley. Pero hay un problema: Maduro no quiere elecciones. Y hará todo cuanto pueda hacer para que no haya comicios antes de diciembre de este año. Incluso: tratará de no hacer elecciones hasta finales de 2018. ¿Qué hará la MUD para contrarrestar los planes del gobierno? ¿Cómo defenderemos nuestro derecho a elegir? ¿Quién decide eso?

Lo más seguro es que la MUD convoque a movilizaciones de calle para exigir elecciones regionales. Pero ojo: la gente no saldrá a las calles a protestar y a manifestar hasta que ocurran varias cosas: 1) hasta que la MUD recupere su confianza y credibilidad; 2) hasta que la MUD demuestre que está realmente comprometida con el sentimiento de la gran mayoría de los venezolanos; 3) hasta que la MUD demuestre que no se mueve sólo por unas cuotas de poder en gobernaciones y alcaldías; 4) hasta que la MUD demuestre que tiene las agallas que se necesitan para sacar a Nicolás Maduro del poder; y 5) hasta que los líderes que integran la MUD demuestren que están trabajando por los verdaderos intereses del pueblo venezolano y no por el interés personalísimo de ser candidatos presidenciales en 2018.

La MUD debe empoderar a la gente. No empoderar al G4. Empoderar a la gente significa darle poder a los ciudadanos. No a los cogollos de los partidos. Empoderar a la gente significa, por ejemplo, proponer una reforma política y territorial en la Asamblea Nacional para la creación de nuevos estados, nuevos municipios y nuevas parroquias en Venezuela. El Plan de Maduro y la cúpula corrupta que lo apoya es la concentración del poder. El plan de la MUD y de los demócratas venezolanos debe ser la desconcentración del poder. Hay que quitarle poderes a Maduro. Una fórmula sería, por ejemplo, una reforma de las leyes que rigen la división político territorial del país para crear nuevos estados, nuevos municipios y nuevas parroquias. Estoy seguro que los habitantes de Catia serían felices si transforman esa parroquia en Municipio. También lo estarán los habitantes de Caricuao. Y así como ellos muchos otras parroquias venezolanas que tienen muchos más habitantes que algunos municipios del Táchira. Los habitantes del municipio Páez de Apure serían felices si los convierten en estado y les quitan la dependencia que tienen de San Fernando de Apure.

Cuando la AN apruebe por mayoría la conversión de Catia y Caricuao en municipios y del Municipio Páez en estado, veremos a los habitantes de esas zonas enfrentados a Maduro y al TSJ. Las protestas ya no sólo serán organizadas por la MUD sino por gente común y corriente que quiere empoderar sus regiones para poder tener acceso al presupuesto, a su propio gobierno local y regional y mejorar su calidad de vida.  Imaginen por un momento a la gente de 100 parroquias del país protestando frente al TSJ para que respeten su decisión de convertirse en municipios.

Si la MUD quiere sobrevivir al cáncer que la carcome, tiene que entender que la democracia por la que luchamos muchos ciudadanos en este país es una democracia real y verdadera. No una democracia de mentiras. Una democracia que obligue a los partidos a realizar elecciones internas para escoger sus autoridades. Una democracia que obligue a los partidos a realizar primarias en TODOS LOS CIRCUITOS para escoger sus candidatos a cargos de elección popular. Una democracia que respete a quienes militan en un partido, pero que también respete y de igualdad de condiciones y oportunidades a quienes son independientes. Una democracia que empodere a los ciudadanos, que luche por la descentralización y que permita que los estados y los municipios puedan generar sus propios ingresos. Una democracia que haga de la consulta ciudadana y la participación dos normas de vida.

La MUD está a punto de desaparecer porque lamentable y desafortunadamente, quienes la dirigen se creyeron el cuento del gallo pelón. Pensaron que podían tratarnos como seres no pensantes, como idiotas a los que podían mover y convocar a su antojo sólo para que acudieran a las urnas electorales a dar el voto a favor de personajes que la mayoría de las veces nunca habíamos visto salvo por televisión. La realidad se ha encargado de hacerles ver que estaban muy equivocados. Somos opositores, pero no somos gafos. Somos antichavistas, antimaduristas, antirevolucionarios, anti socialistas, pero no somos pendejos. No nos calamos más imposiciones. No nos calamos sus negociados. No nos calamos sus estrategias erradas y sus intereses personales y de grupo.

A la MUD le llegó la hora de la verdad. O se democratiza y asume la lucha real y verdadera por los sagrados intereses del pueblo opositor venezolano o será enterrada y olvidada para siempre.

 

 

 




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