La pandemia mundial de coronavirus ha movilizado la financiación internacional en investigación de una forma sin precedentes y algunas compañías farmacéuticas podrían no sólo recuperar gastos en unos meses sino cosechar una fortuna a costa de una enfermedad que ha provocado ya 16,8 millones de contagios 661.000 fallecidos, según los últimos datos de la OMS.
Por un lado, la vacuna de Moderna -el prototipo más avanzado en los ensayos clínicos- podría salir al mercado por unos 42 y 52 euros, según ha estimado ‘Financial Times’, pese a que cuenta con una amplia financiación pública y de instituciones filantrópicas que algunas organizaciones cifran en 4.000 millones de euros.
Según esta publicación este sería el precio que se estaría barajando para ofrecer el compuesto a los países más desarrollados donde pretende basar su distribución. Un precio superior al que se estima que saldrán otras competidoras de laboratorios como Pfizer o BioNTech.
Por otro lado, la farmacéutica Gilead que produce el remdesivir – primer medicamento aprobado específicamente contra la COVID-19- ha fijado su precio en 2.000 euros, pese a que el coste de producción sólo asciende a unos 8 euros, según denuncia ‘Médicos sin Fronteras’. El precio del remdesivir estaría basado en el ahorro de días de hospitalización que ofrece a los pacientes.
«La investigación del producto, que en un principio se probó para tratar el Ébola, y se demostró no eficaz, estuvo parcialmente financiada por fondos públicos (en torno a los 61 millones de euros), además de la implicación de personal de salud e instituciones públicas para probar su efecto contra COVID-19. Por lo tanto este precio, en mitad de la peor pandemia del siglo XXI, parece poco justificado», denuncia la ONG que reclama transparencia y control de las inversiones públicas para garantizar precios razonables que permitan el acceso generalizado y equitativo a los recursos sanitarios.
Con información de Diario Crítico
